Capitulo 26

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El principio de mi fin.


Cuando encontré a Thomas en el patio, sentado bajo un árbol, no podía creer lo que mis ojos veían... estaba llorando, nunca lo había visto llorar antes. Pensé, lo que sea que lo haya puesto así tiene que haber sido algo realmente horrible.

 —¿Que sucede, Thomas? ¿Que te pasa? — le pregunté preocupada mientras me sentaba a su lado.

 — Nada, solo que... no lo sé, mi vida es miserable, solo eso — dijo mientras sonreía con cierto sarcasmo. 

 —No digas eso Thomas. Tú eres la persona que más me ha enseñado que la vida vale la pena — solté, algo furiosa, me enojaba verlo así, pero no estaba enojada con él... estaba enojada con.. no sé ¿la vida?. 

 —Sí, tú vida vale la pena ser vivida, la mía... no lo sé — dijo y pude sentir un nudo en la garganta. Reconocía su dolor más que nadie. Había escuchado antes palabras como esas, y habían salido de mi propia boca. Sabía muy bien lo que se sentía odiar la vida, de hecho, yo había llegado a odiarla tanto que a tan solo a mis quince años quise desprenderme de ella para siempre.

 De un segundo a otro imágenes pasaron por mi mente. Imágenes de aquella tarde que creí que sería la ultima, aquella tarde donde vi mi propia vida deslizarse por mi dedos. De repente me imaginé que pasaría si Thomas tomaría la misma decisión que yo ese día, desprenderse de su vida... y me asusté mucho. 

 —Deja de decir eso, por favor. Thomas, te quiero mucho. Habla conmigo ¿por qué estás así? ¿que sucedió? ¡háblame! ¡no me dejes! — solté entre sollozos.

—Tranquila, no es como si fuera a matarme si eso es lo que crees. No creo que esa sea una salida. La clase de problemas que tengo me seguirían hasta la tumba, es el tipo de problemas crecerían en mi ausencia. — me explicó mientras sus lagrimas continuaban cayendo por su rostro. 

 —¿Crecerían? ¿que problemas? Thomas, explícame, por favor. Soy tu amiga — le dije bastante desesperada. Era evidente que verlo así me asustaba más de lo normal. 

 —Belle, te quiero ¿si? no quiero que te asustes, tú no hiciste nada malo. Yo me busqué sentirme así, hablé de esto con Cecilia y me había dicho que si no hacía algo pronto sería demasiado tarde y no le hice caso. Ahora, sentirme así es el precio que debo pagar por haber sido un bobo — dijo, y secó sus lagrimas con las mangas de su saco. Corrí el pelo que tenía en la cara y le dediqué una sonrisa. 

 —No hagas eso — susurró con una sonrisa en sus labios. 

 —¿Que cosa? — pregunté y reí. Hace unos segundos estaba muy angustiado, y después me sonreía. Era extraño, pero era lindo saber que podía ayudar a alguien a sentirse mejor, más aún si se trata de Thomas... que siempre supo sacarme una sonrisa en los peores momentos. 

 —No acaricies mi pelo — me respondió sin dejar de sonreír. 

 —¿Por qué? — le pregunté realmente extrañada. 

 —No importa, solo... no lo hagas — dijo y entre cerró los ojos. 

 —Ok, está bien. No lo haré — respondí. —¿Te sientes mejor? — 

 — Estoy mejor — me dijo y suspiró. 

 Le dí un abrazo fuerte. No quería volver a ver así de mal a mi mejor amigo, él era mi sustento, mi cable a tierra, él era quien me estaba ayudando a salir adelante y si él se caía, yo iba caerme con él. No recuerdo mucho más de lo que haya pasado después en la fiesta, y no es porqué me haya emborrachado ni nada por el estilo, nunca bebí alcohol en mi vida. Seguramente no tengo más recuerdos sobre la noche porqué lo que quedaba de tiempo en la fiesta lo pasé sentada en una esquina, en el piso, con un vaso de un trago color azul que ni siquiera probé, lo tenía ahí como si fuera un accesorio más. ¿Que hice en el suelo durante esas horas? pensar. 

Stuck In The Middle (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora