𝘰𝘵𝘳𝘢 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘢 𝘦𝘵𝘢𝘱𝘢

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—¡Mark Lee, no dejaré que me faltes al respeto!

—No, yo no dejaré que tú me lo faltes a mí. Si arruino mi vida, será por mis decisiones, no por las tuyas.

No le dio tiempo a su madre de que dijera una palabra más y decidió dejar el lugar. Él sabía exactamente por qué estaba haciendo las cosas y ya no necesitaba la opinión de terceros acerca de sus decisiones, siempre le había prestado más importancia a los que otros decían y no a lo que él sentía, y eso nunca le había servido.

Caminó en dirección a su auto y se metió en este, sin mirar hacia atrás, ya no había vuelta atrás, por fin sacó todo lo que venía guardando por años dentro suyo, y realmente se sentía bien, como si hubiera quitado miles de piedras de sus bolsillos, pero al mismo tiempo, su corazón se sentía oprimido contra su pecho. Ignoró lo último y aceleró, dejando lejos la casa de sus padres, dejando atrás aquella bomba atómica que había arrojado.

Su mente iba perdida y al mismo tiempo llena de pensamientos, los cuales buscaban ser liberados. No estaba tan lejos de su casa, pero sentía que el camino se hacía más y más largo, como si cada kilómetro que avanzara, fuera solo unos pasos, sus ojos comenzaron a nublarse, alarmándolo. Rápidamente, se orilló al costado de la calle, quedando frente a un parque, uno al que siempre solían traer a Chenle de pequeño.

Bajó la ventanilla de su lado y la del copiloto, porque sentía que el oxígeno se le acababa y su corazón latía desenfrenado. Al cabo de unos minutos, ya no pudo aguantar más y sus lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, desesperadas por salir al exterior. Luego fue un sollozo, uno que parecía desgarrarle la garganta y oprimir aún más su pecho.

—Eres un tonto, eres un tonto... —balbuceó para sí mismo, escondiendo su cara entre sus manos.

Toda su vida creyó que su madre solo quería lo mejor para él, pero no era así, ella solo quería lo mejor para la imagen de su familia, lo que mejor los ayudara a aparentar ante los demás, y hasta ahora lo podía ver. Siempre haciendo lo que ella dictara; vistiendo como a ella le parecía, tomando clases extracurriculares de cualquier tipo, saliendo solo con personas que fueran aprobadas primero por ella, estudiando una carrera la cual no le gustaba y pensando que era todo por su bien.

Y por supuesto, separarse de la persona que amaba, porque Renjun nunca fue del agrado de su madre, a lo que ella decía, Renjun arruinaba la imagen de la familia, no era la persona correcta para él. Pero ella no sabía que con Renjun había sido la persona más feliz del mundo, había sido como conocer otro planeta. Él le mostró que no debía complacer a nadie, más que a sí mismo, le ayudó a crecer como persona, y era exactamente eso, lo que a su madre no le gustaba, ella siempre tenía preparado su veneno para inyectárselo, para envolverlo en su tela de araña y comerle la cabeza con cosas negativas de Renjun, y para la buena suerte de su madre, Mark se dejó llevar.

El menor siempre le alertaba con respecto a su madre, pero él elegía ignorar esas advertencias, porque su madre jamás haría nada para perjudicarlo, ¿no?

De no haber estado como un perrito faldero por detrás de su madre, todo ese tiempo, quizás Renjun habría tenido la confianza suficiente para contarle acerca de su pasado y sus problemas.

Luego de llorarse la vida, secó sus lágrimas e intentó recomponerse, ahora incluso, se sentía más liviano, pero todavía con una pequeña espinita en su pecho, esperó unos minutos, hasta que su corazón y respiración se normalizaran, y continuó con su camino, rezándole a todos los santos para que su aspecto no fuera muy evidente.

—¡Chenle, no te vayas a lastimar!

Al subir su coche a la vereda, vio a su hijo cargando con una maleta, Renjun iba por detrás de él, caminando como podía con sus muletas.

𝘛𝘩𝘦 𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘉𝘢𝘣𝘺 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉Where stories live. Discover now