𝘭𝘰𝘴 𝘯𝘪𝘯̃𝘰𝘴 𝘤𝘳𝘦𝘤𝘦𝘯

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Jisung y su grupo de amigos tenían que hacer un trabajo grupal, y aunque por poco y se tiraban de rodillas al suelo a suplicarle a la maestra que les dejara hacer un grupo de cuatro, esta se negó. Indicándoles que uno debía pasarse al grupo de Irene y Sungchan, y por supuesto, el traicionero de Shotaro había ofrecido de voluntario sin dejar pasar un segundo, argumentando que a él no le molestaba hacer el trabajo con sus otros compañeros, claramente, los otros tres notaron la sonrisa boba que se cargaba su amigo al acercarse a la mesa del poste de Jung.

Chenle tuvo que prestar su casa para realizar dicho trabajo, al ser día de semana, específicamente jueves, él estaría con su papá Mark.

Jisung, por supuesto, fue el primero en llegar, aunque la realidad era que había salido de la escuela y calló directamente en la casa de Huang, con un solo mensaje le avisó a su padre antes de que hiciera un escándalo.

—A Shotaro le agrada mucho ese tal Sungchan —comentó Jisung, mientras su mirada continuaba en la pantalla del televisor y su mano apretando los botones del mando de la consola de Chenle.

—¿Crees que quizá le guste? —preguntó el mayor con inseguridad, pasando su mirada a su amigo, luego de ganarle en el Mario Kart, como ya era costumbre.

—Yo creo que solo se llevan bien, además, a Taro le agrada medio mundo.

—Eres algo ingenuo —susurró el chino.

En toda la casa resonó el timbre, lo más seguro era que fuera Donghyuck. Ambos chicos bajaron a la primera planta para atender, Mark todavía no volvía del trabajo, por lo que Chenle debía hacer el esfuerzo.

—Llegó por quien lloraban.

—Pasa —Huang rodó sus ojos y dejó que su amigo ingresara.

—Hola, Hyuck —apareció Jisung.

El moreno le hizo un simple gesto con la cabeza y terminó por cerrar la puerta, estaba hipnotizado, mirando la gigantesca casa de Chenle.

—Chenle, no puedo creer que después del tiempo que somos amigos, esta es la primera vez que me invitas —comentó el mayor, hurgando un adorno que estaba sobre un mueble—. Realmente eres rico.

—Cierra la boca, Lee.

El castaño subió a la habitación, mientras Jisung se encargó de arrastrar a su amigo antes que continuara hurgando todo en la casa.

Donghyuck entró a la habitación de su amigo como si fuera propia y se tiró sin cuidado sobre la gran cama que tenía.

—Y bien, niños. ¿Qué haremos?, ¿hablaremos mal de Shotaro por dejarnos de lado por ese poste con patas?

—Somos amigos —acotó el menor, decepcionado al oír al mayor.

—Por Dios, Jisung, es obvio que no voy en serio. Si Shotaro quiere ir a besuquearse con Chan, no hay problema.

—Él no haría algo así...

—De verdad, eres ingenuo, Ji —dijo el moreno, sobando el hombro del menor.

—No vamos a hablar mal de nadie, ni a hablar de Shotaro y sus malos gustos, solo vamos a hacer ese bendito trabajo —sentenció Chenle, tomando su mochila y sacando su cuaderno.

—Aburrido~

Chenle y Jisung lo ignoraron, por lo que Donghyuck no tuvo más remedio que hacer a lo que realmente había ido, aunque le diera flojera.

El dueño de casa encendió hasta la lámpara led que tenía en su escritorio, para poder leer el texto de unas copias que le había entregado la maestra en clases. Jisung prestaba atención a cada palabra que salía de la boca de su amigo, mientras la mirada de Donghyuck divagaba por todos lados, dejando que su mente se fuera a algún lugar más divertido.

𝘛𝘩𝘦 𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘉𝘢𝘣𝘺 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉Where stories live. Discover now