𝘰𝘵𝘳𝘢 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘢 𝘦𝘵𝘢𝘱𝘢

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Luego de una extensa semana, Renjun había sido dado de alta del hospital, todavía estaba recuperándose, pero como el doctor había aclarado; ya no era necesario que estuviera bajo el constante control de las enfermas. Durante todo ese tiempo fue acompañado por su hijo, amigos y claramente, Mark.

Mark había sido una pieza fundamental de su recuperación, al principio, se podría decir que fue algo incómodo para Renjun, porque el mayor ya no tenía ningún tipo de responsabilidad hacía él, pero aun así, se quedó a su lado, luego logró acostumbrarse, después de todo, había vivido la mitad de su vida en compañía del canadiense. Este mismo, le había ofrecido volver a su vieja casa, no quería que continuara viviendo en aquel solitario departamento, lejos de su hijo y amigos, claro está, que el menor se negó en repetidas ocasiones, pues no le parecía correcto, pero fue tal la insistencia de todos a su alrededor, que terminó aceptando.

Otra semana más transcurrió, y Renjun vivía ahora junto a su hijo y su exesposo, un concepto algo raro para muchos, algo que tal vez no se veía muy a menudo, e incluso, algo inaceptable para otros, como era el caso de la madre de Mark.

—Hijo, yo no entiendo como puedes rebajarte a ese nivel.

El canadiense no expresó nada, continuó buscando unos papeles importantes que había archivado en la oficina personal de su padre. Él jamás le había comentado a su madre con respecto a Renjun, no desde el divorcio, pero tampoco le sorprendía que su madre supiera con lujo de detalle sobre el accidente, ya que no era necesario contárselo, porque de todos modos, ella ya lo iba a saber con antelación, porque cualquier cosa, por más mínima que fuera de la vida de sus hijos, ella se enteraba. Era una mujer muy conocida, con mucha influencia, al igual que su padre, con la diferencia que ella tenía amigas demasiado chismosas.

—Alguna amiga tuya vino con el chisme, ¿no? —inquirió Mark, sin siquiera mirar a su madre.

—No lo digas así. Mina trabaja en el hospital y era bastante claro que iba a saberlo.

Su madre defendía a sus amigas a capa y espada, como si de su propia familia se tratara, y era algo lógico, ya que ellas eran quienes mantenían a la señora Lee informada de todo, le daban el poder de conocer cada movimiento de sus peones, para luego manejarlos a su gusto.

—Y ella siendo una profesional, no podía mantener su boca cerrada, tuvo que violar la privacidad de un paciente del hospital donde trabaja. No me sorprende.

—Eso no es lo importante aquí —cambió nuevamente el tono de voz—. ¿Cómo es eso de que lo volviste a meter en tu casa, Mark Lee?

El menor dejó de lado lo que estaba buscando para encarar a su madre, está vez, como nunca, estaba preocupado. ¿Hasta qué punto su madre era capaz de mover cielo y tierra para meterse en su vida personal?

—Eso es faltarte el respeto a ti, a Chenle y a esa pobre chica con la que sales. Es inaceptable —exclamó la mujer, ya algo furiosa.

—Es mi vida, mamá. Hago lo que se me da la gana, ya fue mucho el tiempo en el que dejé que te metieras en mi vida y en mi cabeza —Mark no dejaría que su madre controle su vida una vez más, como lo hace todavía con la de sus hermanas—. Métete en tus propios asuntos.

El canadiense revolvió papeles entre unas cajas, dando por fin con lo que buscaba, tomó este papel y salió de la oficina, no tenía más nada que hacer allí.

—Bien, sigue siendo el hazmerreír de todo el mundo, metiendo a ese maldito alcohólico en tu casa —gritó la mujer, conteniendo las lágrimas que surgían a causa de la rabia—. Luego no te sorprendas si Chenle te sale igual.

Mark detuvo su andar en dirección a la puerta, dando media vuelta, encarando nuevamente a su progenitora.

—Yo soy el hazmerreír, pero ¿tú no lo eras cuando dejabas que el padre de mis hermanas se quedara a vivir en tu casa? —su madre hizo el ademán de querer refutar aquello, pero el canadiense no se lo permitió—. En ese momento, a ti tampoco te importó que fuera tu exesposo, el cual te había engañado con docenas de mujeres, sentiste lástima por él cuando te vino con un cuento de mentiras y le dejaste entrar a tu familia, a la cual él ya había destruido. Aunque, luego te recompusiste cuando volviste con mi padre, porque él tenía una mejor reputación y eso limpiaría tu pasado, lo cual es patético, porque con dinero y lujos no compensas nada. Pero esto es un: «Haz lo que digo, no lo que hago», ¿verdad?

𝘛𝘩𝘦 𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘉𝘢𝘣𝘺 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉Where stories live. Discover now