𝘱𝘦𝘳𝘥𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰

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Los Lee habían salido de vacaciones, por lo que Chenle y Jisung pasaron mucho tiempo sin poder verse, más que por una pantalla. Cuando Jisung volvió, el mayor se emocionó, por lo que le pidió a su padre que lo invitara a comer e hiciera un delicioso almuerzo para su mejor amigo.

Renjun accedió, entendía la emoción de su hijo, ya que había sido una tortura cuando los Lee se fueron, puesto que no había día en el que Chenle no preguntara por su regreso, todos los días se aburría y prefería llamar por videollamada a Jisung, que salir a jugar al parque.

Jeno dejó a su niño en la casa de los Huang, explicando que ellos no podían quedarse, por el hecho de que a la noche sus padres lo visitarían y estaban preparando todo.

—Jisunggie, cuéntale al tío Ren cómo te fue en tus vacaciones —habló el mayor mientras le servía un poco de jugo a ambos niños.

—Fue divertido, fuimos a muchos lugares, pero mi favorito fue el parque de diversiones.

—Podríamos ir juntos —acotó el pelinegro, llamando la atención de su amigo.

El menor asintió gustoso ante la propuesta de su amigo, sabiendo que si iba con él, se iba a divertir el doble.

—Vamos a jugar en el patio, Ji.

Ambos terminaron de tomar su jugo y salieron hasta el patio. Los Huang tenían un extenso pórtico que daba contra la parte trasera de la casa, donde en varias ocasiones los niños habían jugado en los días de lluvia. Pero lo que no le gustó a Jisung, es que ahora el lugar tenía colgado algunas jaulas con aves dentro.

El menor se detuvo en el inicio del extenso pórtico, sin querer atravesarlo.

—Vamos, Ji.

—¿P-por qué tienes eso? —el menor señaló las jaulas.

—Mi abuela me regaló muchos pajaritos.

—N-no me gustan —el niño comenzó a llorar, no quería moverse de su lugar, temía que si lo hacía, las aves también lo harían.

Renjun salió al escuchar el bajo sollozo del pequeño, y al ver el panorama, recordó el miedo que Jisung le tenía a las aves.

—Tranquilo, cariño, no pasa nada, no te harán daño —Huang intentó tranquilizarlo.

—Q-quiero que venga m-mi papi —pidió entre hipidos.

—Está bien, yo los llamo, ven conmigo.

El mayor entró a la casa, pensando que había sido seguido por el menor, pero él se había quedado anclado en su lugar. Renjun todavía sin darse cuenta, tomó su teléfono y llamó a su amigo.

Mientras afuera, Chenle se acercó al castaño, intentando consolarlo.

—Jae, necesito que vengas, es Jisung. Me olvidé que a Chenle le regalaron unos pajaritos y Jisung los vio, y ahora está llorando —le comunicó a Jaemin.

Voy enseguida.

Espera...

Renjun observó por la ventana que daba hacia el pórtico, ambos niños estaban juntos, Jisung seguía llorando en silencio, mientras Chenle sobaba su hombro y le decía algo que no alcanzaba a escuchar.

—Los pajaritos no son malos, Ji —el menor continuaba en negación—. Ellos también son pequeños y tienen miedo, pero cuando yo me acerco a acariciarlos se alegran.

El chino se acercó a una de las jaulas, donde estaba el pájaro más pequeño y metió su dedo por los espacios de la jaula, e inmediatamente el ave se acercó hasta su extremidad, dejando que Chenle lo acariciara.

El menor veía todo desde una distancia prudente, todavía les temía.

—Él se llama Jiji, porque es pequeño como tú —sonrió el mayor, mientras acariciaba con su dedo al ave—. Ven, no te hará daño.

Chenle se acercó hasta su amigo y tomó su mano, acercándose lentamente a la pequeña jaula.

—Aquí tiene su comida y se pone feliz cuando se la doy.

—Como yo, me gusta comer —sonrió el pequeño, sin darse cuenta.

—Sí, por eso le puse Jiji.

Sin ser muy consciente, Jisung se acercó aún más a donde estaba la jaula, quedando a un lado de su mejor amigo.

—¿Quieres acariciarlo? —preguntó Chenle, señalando al ave.

Jisung volvió a tener miedo, pero su amigo se encargó de persuadirlo, hablándole un poco más de los pájaros y especialmente de Jiji. El menor terminó accediendo y acarició al pájaro con su dedo.

—Mira, dejó que lo acariciara —exclamó el rubio con una sonrisa.

—Le agradas.

Desde el interior de la casa, Renjun veía todo emocionado, sentía que pronto se pondría a llorar, ambos niños eran lo más tierno que había visto sobre la faz de la tierra.

—Chenle hizo que Jisung se acercara a un pájaro —comentó el mayor.

¿Qué?, ¿de verdad? —exclamó el rubio exaltado desde la otra línea—. ¡¿Cómo es posible?!

—No lo sé, Chenle solo lo tomó de la mano, le dijo no sé que cosa y Jisung se acercó al bicho, ahora lo está tocando —Renjun tampoco estaba creyendo lo que sus ojos veían—. Son tan tiernos, están agarrados de sus manitas y sonriendo.

Debes sacarle una foto a mi-

—Oh, se dieron un besito.

¿Qué? —preguntó el menor atónito—. ¡¿Qué hicieron qué?!

—Se dieron un besito, idiota.

Ese seguramente fue tu hijo, siempre aprovechándose de-

Renjun cortó la llamada, para luego abrir la cámara de su teléfono y sacarle fotos a los niños. Se llevó una gran sorpresa cuando Jisung se acercó a Chenle y depositó otro besito en sus labios, Renjun sintió derretirse en su lugar, por lo que rápidamente les tomó una foto.

—Ahí está tu foto, Jaeminnie.












































actualizo porque tenía ganas :)

𝘛𝘩𝘦 𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘉𝘢𝘣𝘺 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉Where stories live. Discover now