Abro la puerta de golpe y la cierro de vuelta en un fuerte azote. Me apoyo contra ella con la respiración agitada, mis mejillas se encuentran ardiendo y mi corazón latiendo como loco. Quiero gritar, quiero gritar y romper todo; quiero destrozar todo lo que está a mi paso y gritar hasta que arda mi garganta. Aprieto mis puños y tiro de mi cabello con fuerza mientras muerdo mi labio tornándome rojo en el proceso y comenzando a dar vueltas para calmarme. Golpeo la pared y me pongo contra ella después negando repetidas veces.

No puedo creerlo... sencillamente no puedo creerlo. Vuelvo a tomar aire y espero extensos minutos hasta calmarme. Abro la puerta con temor y vuelvo al comedor en silencio, pero Yoongi no se encuentra allí ni su madre. Los platos ya están recogidos y colocados en el fregadero, pero el mío sigue allí, completamente intacto.

Me siento en silencio y sigo comiendo sintiendo un malestar en el pecho que me impide tragar bien. Debo tolerar un poco más, en dos días nos vamos de aquí y todo regresará a la normalidad. Sí... eso dijo Yoongi, ya no más... ya no más. Trago duro y sigo comiendo haciendo chocar los cubiertos contra el plato, eso es lo único que logro percibir en aquel frívolo y espeso silencio que se ha formado. No sé dónde está Yoongi o la señora Min, prácticamente han desaparecido sin dejar rastro.

Cuando finalizo me levanto y voy a dejar los platos en el fregadero con un suspiro. Me estiro para agarrar la esponja, pero en ese preciso instante la señora Min llega del pasillo con con ojos hinchados y rojizos.

— Déjalo dulzura, yo lo lavo — Evita verme a los ojos y sorbe por la nariz—. Gracias, Jimin.

— No se preocupe señora Min... —murmuro — Permiso.

Ella asiente sin voltear y comienza a frotar agresiva los platos con la esponja. Yo retrocedo y me voy por el corto pasillo por donde ella vino llegando a la sala principal junta a las escaleras. Trago pesado al ver a Yoongi apoyado contra la ventana, viendo el exterior con la mirada perdida. Acorto nuestra distancia.

— Yoongi — Llamo suave—. ¿Estás bien?

Pero él no responde. Me acerco molesto hasta quedar frente a su persona, pero Yoongi observa el exterior y no mis ojos como espero.

— Por un carajo, háblame —suelto exasperado.

— ¿No te quedó claro lo que te dije ayer? — Espeta frío viéndome a los ojos.

— No puedes simplemente botarme como un muñeco de trapo —responde entre dientes.

— Claro que puedo, ya lo hice — Sonríe.

— Eres un hijo de perra.

Tapo mi boca cuando me percato de lo que digo. Retrocedo cuando lo veo fruncir el ceño y voltear a mí con muy mala cara.

— ¿Un hijo de perra? — murmura—. ¿Eso es lo que dijiste?

— Eres cruel y psicópata.

— No, eso no fue lo que escuché — Él se va acercando—. ¿Qué salió prófugo de tu bonita boca, Jimin?

— Que eres un hijo de perra —espeto—. Y me estoy quedando corto.

Yoongi libera una fría carcajada y niega con la cabeza antes de regresar la vista al exterior.

— Piérdete y consíguete una vida —murmura con pesadez—. O alguien que llene tu enfermiza ansia de atención. O no sé, aprende a quererte un poco.

Siento la puñalada más fuerte de mi vida y al instante mis ojos se llenan de lágrimas de frustración. Retrocedo cuando algo helado me recorre, un gusano en el estómago y un nudo en la garganta que impulsan a querer vomitar. Muerdo con fuerza mis labios y golpeo la ventana casi quebrándola en el proceso, antes de alejarme en dirección a mi habitación.

INNOCENT ; YOONMIN : + 21 ( CORREGIDA )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora