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— ¿Ya saben qué van a ordenar, chicos? — Nos pregunta la señora Min.

Nos encontrábamos en el restaurante. Los colores rojos, naranjas y cafés se apoderaban del entorno brindando un toque tranquilizante con música jazz de fondo. Los manteles rojizos alcanzaban el suelo cubriendo nuestros pies, las servilletas blancas con anillos de oro reposaban sobre nuestros regazos y varios pares de cubiertos adornaban las esquinas del plato.

— Creo... — Comento hundiendo mi rostro en el menú color vino en un tormentoso intento de no cruzar miradas con Yoongi quien está delante de mí—. Creo que una pasta boloñesa.

— ¿Tú Yoongi? — Pregunta su madre llevando la vista a él.

Desciendo em menú para examinarlo. Lleva una camisa negra, jeans por primera vez, un arete de plata. Yo portaba una camisa a cuadros blanca y bermudas cafés al igual que sandalias, fue casi lo primero que pude ponerme después de aquella tremenda escena en la ducha.

— Carne —Responde simple— Hace un par de días que deseo devorar un buen trozo de carne.

Mis mejillas arden y puedo sentir la sonrisa de Yoongi aún sin escrutarlo. Quiero matarlo, en serio quiero matarlo.

— Vaya, tienes hambre —Su madre vuelve la vista al menú.

Trazo una mueca al sentir una suave patada debajo de la mesa, Yoongi esboza una sonrisa. Me concentro en el mesero que ha acercado con nuestras bebidas y se encuentra listo para recibir la orden. La señora Min habla por nosotros y yo me mantengo en silencio sintiendo el pie de Yoongi pateando de nuevo mi pierna. Le devuelvo el golpe y sonrío victorioso por dentro, pero él enarca una ceja.

— Ahora vengo, denme un momento por favor — La señora Min se levanta frotando su párpado, las cartas que son retiradas segundos después que ella desaparece.

Escaneo el entorno en busca un objeto en el cual enfocar mi atención, clavando la mirada en la burbujeante limonada que se encuentra frente a mí. Siento el pie de Yoongi ascender hasta chocar con mi rodilla. Le clavo la mirada, pero él está en su teléfono pretendiendo no darse cuenta de nada.

Sube más y presiona provocando que jadee en voz baja. Una sonrisa asoma sutil de mis labios a la par que separo mis piernas para invitarlo a que acaricie allí y por supuesto, cae en mi trampa. Apenas siento su tacto sobre mi entrepierna cierro mis muslos dejándolo atrapado. Él retira la mirada de su teléfono y voltea a verme, alza una ceja y trata de zafarse del agarre entre mis piernas, pero mientras más tira, más aprieto.

— He vuelto — La señora Min llega, yo al instante abro las piernas y Yoongi retira su pie. Ambos nos quedamos en silencio—. Creí tener una pestaña en el ojo, pero ya está.

Cuento en silencio los minutos que transcurren, esperando expectante sin emitir sonido alguno. Comemos, esta vez siendo más productivos en la conversación aunque los tensos silencios entre el azabache y yo se prolongan en demasía en algunas ocasiones. Por fortuna la señora Min salva el ambiente hasta que nos toca separarnos.

— Les recomiendo descansar —Comenta ella una vez cerca del elevador—. Así despiertan temprano y llegan a tiempo al buffet.

Asentimos. La delgada mujer realiza una seña encaminándose en dirección contraria. Cuando regreso la vista al frente el elevador ya se encuentra allí con las puertas abiertas.

— Después de ti —Murmura Yoongi.

Cedo un paso al interior con inquietud siendo seguido por él. El ambiente se torna peligroso, hedor a muerte y asecho absoluto. Puedo sentirlo cuando se coloca cerca mío y las puertas se cierran.

INNOCENT ; YOONMIN : + 21 ( CORREGIDA )Where stories live. Discover now