Capítulo 3: El Rey de Omashu.

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Los personajes aquí nombrados no son de mi autoría. Créditos a sus respectivos autores. Yo sólo soy un fan, que escribe esta historia para entretener a otros fanáticos.

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Los cuatro aventureros llegaron a orillas de la Gran Ciudad de Omashu del Reino Tierra.

De alguna forma, lograron ingresar a la ciudad, disfrazando a Aang como un viejo, para pasar desapercibidos.

Aang recordó a su amigo Bumi, con quien, hace cien años, usó el gran sistema de correo de Omashu, como un tobogán. Y ahora, quería repetir esa travesura, pero con sus nuevos amigos.

—Lo haremos sólo una vez, y luego iremos al Polo Norte. Lo prometo —dijo Aang.

Asustada, Katara analizó lo que sería el paseo. Y ahora, ya no le parecía tan divertido el lanzarse.

—Ahora que lo veo, quizás no debamos...

Katara no terminó su frase, pues Aang se lanzó.

—Vaya... Me dejaron atrás... —dijo Goku, quedando fuera del vagón.

Ya en pleno viaje, Zoka busca por todas partes a Goku.

—Oigan... ¿No les parece que falta alguien? —preguntó el cola de caballo.

Katara analizó esto y tenía razón, faltaba el pelos palmera.

Pero antes de que se dieran cuenta, el Son llegaba desde atrás, en otro vagón.

—¡Los alcancé! —dijo.

Pero sin haber calculado, ambos vagones chocaron y ahora, el grupo de cuatro en un sólo vagón, comenzaron a ir por techos y zonas lejanas a lo que era su recorrido original.

Al final, terminaron su viaje en una tienda de repollos, la cual destruyeron.

Pronto algunos guardias llegaron y los apresaron.

—Creo que no calculé bien —dijo Goku, algo apenado.

...

Un rato más tarde, todos fueron llevados frente al Rey de Omashu, un anciano que aparentaba una edad muy avanzada. Allí también estaba el dueño de la tienda de repollos, el cual estaba furioso, como ya podía esperarse.

—¿Cuál es la sentencia que merecen, señor? —preguntó uno de los guardias de la gran ciudad.

El rey, echando un vistazo a todos ellos, decidió el castigo.

—Les daremos... Un festín —dijo el rey.

Todos se sorprendieron por esto.

...

Ya en la cena, el rey ofreció pollo a Aang, pero éste no aceptó, pues él era un monje, y no podía comer carne.

Sin embargo, Zoka si aceptó el pollo.

En una observación rápida, Katara le comentó a Aang. —¿Soy yo, o ese rey está loco de remate?

El rey caminó de nuevo a su silla, donde se sentó y le preguntó al calvo de dónde era.

Aang, intentando mentir, dijo que era de la Isla Canguro, a lo que el rey bromea sobre eso. Después, bostezó para distraer a todos, haciéndoles pensar que tenía sueño. Pero esto sólo era un plan.

El rey tomó una pata de pollo y se la lanzo rápidamente a Aang, el cual, con su aire control, lo tomó entre sus manos.

—Tenemos un maestro aire. Y no uno cualquiera... Él es el Avatar —reconoció el anciano.

Goku En Avatar- FanficWhere stories live. Discover now