39. Grita mi nombre

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—Shh. —Me tomó con delicadeza y me dio la vuelta para ver lo que él veía.

Un grupo de chicos estaban corriendo, pasaron de la calle a la playa, para luego alejarse. Traían mochilas como los de la camioneta...

—¿Qué mierda? —fue lo único que pude decir ante aquella situación.

—Estaban entre nosotros y nunca nos dimos cuenta.

—Yo tenía mis sospechas. No quiero hablar de más y equivocarme, pero Junseo...

—Lukas dime, ¿Junseo qué?

—Me dio su mochila y yo la intenté abrir, pero él me lo impidió de forma extraña como si escondiera algo. Pudo ser cualquier cosa. —Negué con la cabeza.

—Cada vez sabemos menos. Aunque creamos que tenemos respuestas, solo nos enredamos más. Esto es un maldito laberinto con bombas.

—Lo sé. Tenemos que ir a ver lo que planean. —Saqué mi celular y llamé a Rebecca.

Jake llamó a Max. Al cabo de un rato llegaron todos, les habíamos dicho que los chicos de las máscaras se encontraban en la playa.

Tenía miedo, porque no sabía de qué podrían ser capaces. No sabíamos nada de ellos.

—¿Dónde están? —preguntó Ximena.

—Justo ahí. —Señaló Jake.

—Vamos, ¿qué estamos esperando? —Lisa se lanzó del muelle a la arena.

—No podemos ir solo así, no sabemos si tienen algún tipo de arma, que sé yo. —Max estaba cruzado de brazos.

A decir verdad, Max era el único que pensaba de forma razonable.

—Tienes razón, yo tengo una duda. ¿Por qué no le hablaron a Junseo? —Rebecca solo me veía a mí tratando de buscar respuestas.

Jake y yo nos vimos a los ojos, Rebecca lo notó, mejor dicho, todos lo notaron.

—Hablen ya, no estamos para guardar secretos —dijo ella con seriedad en su rostro.

—Lukas notó un comportamiento raro en Junseo hoy en el autobús, él quería ver qué había en su mochila y Junseo actuó de forma rara, no lo dejó.

—Pues es normal, ¿no?

—Rebe, sabemos que Junseo y tú están saliendo, pero de verdad no es el momento —le dije tratando de acercarme a ella.

—Lo voy a llamar.

—No —le pidió Jake.

—Chicos, Junseo está en el hotel, yo estaba con él. —Sacó su celular y lo llamó.

Respondió, y al cabo de unos minutos él llegó. Traía su cara de amabilidad como siempre, incluso me sentía mal por dudar de él. Me sentía fatal porque nosotros estábamos conspirando sobre él, mientras que él venía con toda la actitud de ayudar.

—¡Hola, chicos! ¿Qué pasa?

—Junseo, nosotros... —No terminé de hablar.

—Te llamábamos porque necesitábamos tu ayuda. —Rebecca lo tomó del brazo.

—Claro. —Sonrió—. ¿En qué puedo ayudar?

—Los chicos de las máscaras están en la playa, allá. —Max le señaló.

—Creo que necesitaremos más ayuda, como Ava y Chloe.

Easy LoveWhere stories live. Discover now