Capitulo 31

84 18 1
                                    

Cuando regresé esa tarde al hotel con la prueba de mi amor para JongIn, me sentía impaciente por entregársela junto con un apasionado «te quiero». Al llegar, me enteré de que había salido esa mañana del hospital y me había estado buscando durante todo el día.

Me sorprendió que mi persistente fotógrafo no hubiera dado conmigo, ya que siempre lograba encontrarme allá donde yo estuviera, pero dejé de pensar en ello cuando observé la hermosa fotografía que me había hecho JunMyeon, una que había logrado captar por la sencilla razón de que estaba pensando en JongIn, el único hombre que había llegado a conocerme mejor que yo mismo y que poco a poco había deshecho cada uno de los miedos que envolvían mi corazón.

Ansioso por ver lo que JongIn pensaría de esa sonrisa que siempre me había
reclamado y que estaba dedicada a él, me dirigí a su habitación y toqué a la puerta.

Como nadie me contestó, supuse que habría salido, así que lo llamé por teléfono para averiguar dónde se hallaba y correr a sus brazos lo más rápidamente posible. El buzón de voz de su teléfono me informó de que no quería ser molestado, y, nervioso, me pregunté si no le habría ocurrido algo que le impidiera esta vez estar a mi lado.

Cuando llamé a su agente, me tranquilicé un poco al saber que JongIn solamente estaba dando una vuelta por los alrededores y, ya más calmado, me cambié de ropa y guardé en lugar seguro mi fotografía, que constituía para mí un regalo muy preciado destinado al hombre que amaba.

Luego, para variar, fui yo quien corrió en su busca. Caminé durante un buen rato por los alrededores del hotel hasta que al fin di con él en una pequeña y solitaria playa, alejado de todo, cuando ya estaba anocheciendo.

JongIn caminaba distraídamente por la orilla, descalzo, con unos pantalones cortos y su camisa negra desabotonada. Era una tentación para cualquier persona, pensé mientras veía unas traviesas gotas de agua salada rodando por su musculoso torso. Al parecer, comenzaba a contagiarme de alguna de sus perversas ideas cuando deseé hacer el amor con él en esa playa mientras las olas bañaban nuestros cuerpos desnudos.

—¡JongIn! —lo llamé alegremente mientras corría hacia él. Cuando llegué a su lado me percaté de que esa noche no era el despreocupado hombre de siempre.

—¿Qué haces aquí? —preguntó confuso mientras mesaba nerviosamente sus
cabellos y parecía buscar a alguien más con la mirada.

—Te estaba buscando. He venido a buscarte para decirte… para decirte que… —comencé mi confesión mientras miraba mis manos porque no era capaz de.enfrentarme a sus ojos.

—No quiero oírlo —me silenció él, colocando una mano sobre mi boca. Cuando alcé el rostro, totalmente confundido, observé que su intensa mirada no se apartaba de mí. Sentí como si JongIn pensara que en el instante en que dejara de mirarme yo desaparecería de su lado.

—¿Por qué has tenido que venir aquí? —preguntó negando con la cabeza como si
yo hubiera cometido algún acto imperdonable—. ¿Por qué vienes a tentarme en el último momento cuando sabes que nunca podré resistirme a ti?

Acto seguido, sin darme ninguna explicación sobre sus extrañas palabras, se apoderó de mis labios. Y yo, sin poder evitarlo, sucumbí una vez más a sus apasionados besos, que esa noche se mostraban más anhelantes, más dulces, más tiernos y más ardientes que nunca. Era como si JongIn quisiera grabar sus caricias, además de en mi cuerpo, en mi alma, para que no lo olvidara jamás.

* * *

¿Por qué había aparecido junto a mí en el último instante? ¿Por qué, cuando ya
había renunciado a el, Kyungsoo me buscaba más seductor que nunca? ¿Por qué volvía a caer entre mis brazos cuando sabía que nunca podría ser mío? ¿Y por qué era yo tan canalla al no rechazarlo a pesar de saber que su corazón pertenecía a otro?

Sonrisas y amor en NY (Kaisoo)Where stories live. Discover now