Capitulo 29

58 13 3
                                    

¡Mira que era cabezota!
Kyungsoo y yo nos habíamos acostado varias veces, y siempre que nos
quedábamos a solas volvían a saltar esas chispas entre nosotros que nos atraían sin remedio a una irreflexiva pasión que nos arrastraba en busca del placer.

Yo sabía que era su primer y único amante, aunque el hubiera tratado de engañarme en más de una ocasión al respecto, pero siempre que Kyungsoo se rendía a mí me confirmaba la realidad que sus labios negaban: que yo era el único hombre que podía llegar a tocar tanto su cuerpo como su corazón.

Me daba rabia que intentara rechazar nuestra atracción y nuestros sentimientos escondiéndose detrás de ese maldito contrato o de esa ilusoria venganza que hacía tiempo habíamos dejado atrás a lo largo de ese viaje, y no podía evitar comportarme como un necio celoso cuando otro hombre se acercaba a el, sobre todo porque Kyungsoo aún no había admitido lo que había entre nosotros y le sería mucho más fácil negarlo si se entregaba a otro tan sólo para alejarse de mí.

No obstante, yo no estaba dispuesto a dejarle cometer ese error, y solamente podría separarme de él cuando lo viera sonreír tal y como lo contemplé en aquella ocasión cuando éramos niños. En el momento en que lo viera disfrutar de su vida con una sonrisa, si ésta iba dirigida a mí, nunca me apartaría de su lado.

Si, por el contrario, Kyungsoo se la dedicaba a otro hombre, no me quedaría más remedio que dejarlo marchar atesorando en mi corazón todos los momentos que habíamos compartido, porque mi amor era así, algo tan estúpido, irracional y absurdo que me
bastaba con verlo feliz a él, ya fuera junto a mí o con otro.

Sin embargo, yo era muy persistente y tozudo y no tan noble como para apartarme sin luchar por Kyungsoo con todas mis sucias artimañas. Tal vez por eso, y porque me moría de celos cada vez que pensaba que tendría que retratar a Kyungsoo vestido de novio mirando soñadoramente al hombre que había adorado durante su adolescencia, no pude evitar llevar a cabo una de esas
irresponsables acciones que mi agente me aconsejaba no cometer sin reflexionar seriamente sobre las consecuencias.

Lo intenté, de verdad que lo intenté…, pero lo mío no era pensar mucho en lo que podía ocurrir. De modo que, dejándome llevar por una de esas locuras que todo hombre hace por amor, soborné una vez más al personal del hotel para librarme por unas horas de ese inoportuno problema que en ocasiones se interponía entre lo que más deseaba conseguir y yo.

* * *

Ataviado con un hermoso traje de novio que se amoldaba a su figura a la perfección y le confería un aspecto angelical, Kyungsoo esperaba la aparición del novio, que llevaba bastante retraso, junto a las puertas de la capilla.

Llevaba el cabello peinado con decenas de pequeñas flores intercaladas delicadamente, igual que el discreto maquillaje, que en ese caluroso día tuvo
que ser retocado un par de veces más mientras esperaban la llegada de JunMyeon, de cuyo retraso nadie sabía qué pensar.

Si los allí reunidos no hubieran sabido de antemano que en realidad se trataba de la representación de una boda para una modesta campaña publicitaria, más de uno habría jurado que al novio lo habían plantado frente al altar, pero cuando el fotógrafo se quejó amargamente intentando parecer indignado ante el retraso en su trabajo, a ninguno de los integrantes de su equipo le cupo la menor duda de que él tenía algo que ver con la situación.

—¡Qué poca profesionalidad la de ese tipo! —exclamó JongIn mientras enfocaba una vez más la hermosa imagen de Kyungsoo con su traje de novio. Tal vez alguno de los presentes podría haberse creído que las indignadas palabras del fotógrafo eran reales, de no haber sido porque a su rostro asomaba una maliciosa sonrisa llena de satisfacción, ante lo cual aquellos que lo conocían comenzaron a especular acerca de qué insensatez habría concebido el impetuoso sujeto en esa ocasión.

Sonrisas y amor en NY (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora