Capítulo 7

76 18 0
                                    

—Bueno, ¿qué es lo que has conseguido? ¿Su sangre? —le preguntó Luhan a su primo en una nueva llamada telefónica. Kyungsoo pensó entonces de dónde debía de estar sacando tiempo para vengarse del arrogante modelo que había injuriado a su padre, si no hacía otra cosa más que meterse en su vida. Y, sin saber qué contestarle a su insistente primo, finalmente decidió decir algo que se acercara a la verdad de lo que había ocurrido en el enfrentamiento con ese sujeto.

—Sí, realmente hice que sangrara —declaró, recordando la herida que le había hecho a JongIn con su mordisco. Algo que, después de ver al fotógrafo mostrándole esa satisfecha sonrisa, dudaba mucho que le hubiera llegado a molestar.

—¿Y cómo fue? ¿Cómo lo hiciste?

—Le mordí —declaró impulsivamente Kyungsoo para ver si con eso Luhan dejaba de molestarlo. ¡Craso error!, porque su primo era la persona que mejor lo conocía y, por ello, preguntó con un tono cínico:

—¿Dónde, exactamente, mordiste a ese despreciable sujeto?

—Hummm…

—Kyungsoo… —insistió Luhan con reprobación.

—En el labio… —confesó finalmente él a la espera de una nueva reprimenda.

—¿Y se puede saber cómo conseguiste que ese hombre se acercara tanto a ti como para que eso ocurriera?

—Bueno, cuando él me besó, yo…

—¡Joder, Kyungsoo, que queremos vengarnos de Kim JongIn, no premiarlo!

—Me pilló desprevenido.

—No, si al final va a ser verdad eso de que lo vas a matar a polvos…

—¡Joder, Luhan! Él sería el último hombre del mundo en el que me fijaría, y más después de injuriar a tu padre.

—Pues más te vale, o si no pienso ir yo a por él. La próxima vez que intente algo contigo, pégale una patada en su sobrevalorado ego. Puedo asegurarte que eso les duele más que un simple mordisco —concluyó Luhan demasiado satisfecho de sí mismo, lo que hizo sospechar a Kyungsoo que su primo había hecho una de las suyas.

—Luhan, ¿qué has hecho?

—Nada que ese modelo no se mereciera… Si acaso, he contribuido a mejorar un poco su tono de voz: ahora le será más fácil cantar en falsete.

—Recuerda que no debes hacerle nada por lo que ese tipo pueda demandarte.

—Vale, lo haré. Y, de paso, recuerda tú no hacer nada con lo que ese fotógrafo pueda dejarte embarazado. —¿Cuántas veces tengo que decirte que no voy a dejar que ese individuo vuelva a sorprenderme? Definitivamente, ese hombre no va a conseguir nada más de mí…

* * *

A pesar de asegurarle a mi primo el día anterior que ese taimado fotógrafo no volvería a pillarme con la guardia baja, no pude evitar sorprenderme ante su siguiente movimiento. ¡¿Quién coño no se extrañaría cuando una pantera rosa gigante te persigue a todos lados con la única misión de acosarte hasta que vuelvas a trabajar?!

Todo había empezado esa mañana bien temprano. De hecho, a las cuatro de la mañana, mientras me acurrucaba entre las blancas sábanas de seda de mi cama y sus innumerables almohadones del mismo color. En pleno sueño reparador, recibí una
llamada totalmente intempestiva.

Temiéndome lo peor, ya que ni mi primo ni yo habíamos conseguido dar aún con el paradero de mi tío, me apresuré a contestar al teléfono de mi apartamento. Descolgué con el corazón golpeando nerviosamente contra mi pecho y a continuación oí la voz burlona de ese tiparraco que no hacía otra cosa más que amargarme la vida.

Sonrisas y amor en NY (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora