Capítulo 1

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La primera vez que volví a sonreír fue delante de una cámara… Para mí se trató de un momento muy especial, pues verdaderamente creía que tras la muerte de mis padres nunca sería feliz de nuevo.
Apenas tenía nueve años cuando ellos se fueron a un viaje de negocios del que nunca regresaron. El avión en el que viajaban tuvo problemas, dos de los motores fallaron y acabó cayendo al mar.

La policía informó a los familiares de que no hubo ningún superviviente, y yo, que me encontraba al cuidado del hermano de mi padre tan sólo por una temporada, pasé a formar parte de su familia indefinidamente. Desde ese día, por mucho que insistieran mi amorosa tía Seulgi, mi cariñoso tío Siwon o mi alegre primo Luhan en intentar introducirme en sus juegos para sacar de mi rostro un gesto alegre, ninguno de ellos lo conseguía.

Tal vez porque en esos instantes no me sentía parte de esa familia feliz y estaba furioso con el mundo que me había arrebatado la mía. No podía evitar preguntarme a diario cómo habría sido mi vida si mis padres hubieran decidido no volar aquel día. A lo largo de las semanas siguientes, mi tío Siwon, un alocado hombre de castaños cabellos y bonitos ojos alegres que con su risueño semblante me recordaba demasiado a mi padre, insistía en que posara para él, intentando lograr que mostrara esa sonrisa que mis padres siempre habían adorado.

Pero esa sonrisa era algo especial, algo que ellos se habían llevado consigo. Me divertían los disparatados intentos que mi tío, un empecinado fotógrafo profesional, hacía para obtener de mí el retrato perfecto. Pero, por más que lo intentara, yo siempre le fastidiaba la adorable imagen que él quería captar de mí para enseñársela a todo el mundo. En realidad, tal y como decía mi padre, yo nunca había sido adorable, sino más bien un auténtico diablillo, aunque mi angelical rostro, mis cabellos negros y mis hermosos ojos cafes podían engañar a todos.

Mi primo Luhan, por el contrario, con sus revoltosos rizos rubios y sus llamativos
ojos amielados, mostraba a todo el mundo desde el principio lo rebelde que podía llegar a ser. Aunque he de admitir que, de los dos, yo siempre he sido el más malicioso.

El día en el que me sentí al fin parte de ellos fue el de mi décimo cumpleaños…
Aún recuerdo aquel instante y las palabras que mi tío me dijo para que volviera a
mostrar al mundo ese gesto que ocultaba a causa de mi tristeza. Desde ese momento,
él pasó a ser la persona más importante de mi vida, y el único al que permití fotografiarme. Porque mi tío era el único capaz de encontrar la belleza que todos ocultamos detrás de una falsa sonrisa, ya que solamente quería mostrar al mundo la de verdad.

Do Siwon, un fotógrafo de Brooklyn que a la edad de treinta y un años comenzaba a crearse una reputación en Nueva York, era un asombroso artista que mostraba la belleza de todas las cosas a través sus imágenes.  Ya fuera la tardía apertura de una flor o la sonrisa de un anciano, en todas sus fotografías conseguía hallar esa ternura y esa hermosura que, por unos instantes, conmovían al mundo haciendo que se percatase de la belleza que existe a nuestro alrededor.

Posiblemente ese día fuera el más difícil de su carrera, ya que se había propuesto una meta imposible, pero estaba decidido a alcanzarla.

—Kyungsoo, ¡sonríe! —animó Siwon, más que decidido a conseguir una sonrisa del reacio rostro de ese niño de diez años, tan insolente como sólo podía llegar a serlo en ocasiones su sobrino. Y, una vez más, mientras el chiquillo posaba junto a su querida esposa Seulgi, una bella mujer de negros cabellos y atrayentes ojos verdes que siempre lo conquistaría, y junto a su hijo Luhan, que tenía la misma edad que su revoltoso sobrino, Kyungsoo lo obsequió con una de sus más encantadoras sonrisas.

Una sonrisa que, indudablemente, algún día podría llegar a cautivar al mundo. No obstante, luego el niño cambió su maravillosa pose por una insultante burla y sacó la lengua en el preciso momento en que él accionaba el disparador.

Sonrisas y amor en NY (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora