Mis cartas para ella

El inicio de todo

Querido lector: 

Antes de que te pierdas en las páginas de esta historia es necesario hacer una pequeña aclaración:

Este libro está diseñado para aquellos que aún mantienen el brillo en los ojos, la curiosidad despierta y el corazón rebosante  de imaginación. No es una historia de mayores, cuyas mentes viven encarceladas en el "planeta de los adultos", un lugar careciente de imaginación y lleno de  cárceles, donde la rutina y el deber atrapan las inocentes almas de los niños y exprimen sus valores para convertirlos en aburridos adultos prisioneros de ese mundo.

Puede sonar un poco excluyente, al principio ¿no es así?  

Déjame disipar esa impresión.

Las páginas de esta historia están abiertas para todos, ya sea que tengas la mentalidad del Principito, con el alma y los sueños en el cielo sobrevolando continentes, o la perspectiva más terrenal del aviador, con los pies firmemente plantados en la realidad. 

Si bien es cierto que, aquellos con mente de aviador les resultará más difícil sumergirse en esta historia, te aseguro que haré todo lo posible por hacer volar tu mente una vez más, trataré de liberar tu alma del  mundo de los adultos  y haré que sobrevueles conmigo sobre las páginas de este relato. 

Así que, querido lector, independientemente de dónde te encuentres en la vida, te invito a que te adentres en esta historia

¿Estás listo?

Espero que la respuesta halla sido un sí.

Antes de comenzar, primero debemos viajar a un lugar ubicado a años luz del planeta Tierra, específicamente a un mundo llamado Asteroid B-613, cercano al planeta del Principito: el Asteroid B-612.

Este lugar es tan vasto que podríamos imaginarlo tan grande como cuatro soles juntos.

Pero no es tan solo extenso, también es mágico pues en aquel lugar, habitan todas las criaturas que los viles adultos nos han vendido como "irreales". Desde sirenas que surcan las aguas moradas, dragones que planean al rededor de las órbitas del planeta, elfos bailando bajo la luz de la luna hasta el mismo ave Fénix  resurgiendo de sus cenizas.

Este planeta está dividido en tantos distritos como especies fantásticas hay en él, para evitar conflictos entre ellos. Además, cada una de estas regiones se rige bajo el mismo régimen: una monarquía por vía hereditaria.

En una de aquellas secciones, más concretamente en la región de los magos y hechiceros situado entre el área de los centauros y las hadas, fue donde comenzó esta historia.

Yacía una noche de invierno, copos caían del cielo en el distrito,  pero eso no era un impedimento para las brujas, que sobrevolaban el cielo entre piruetas, danzas y risas. 

Todo el pueblo  había salido a cantar, bailaban en la plaza y vitoreaban la allegada de un nuevo sucesor, pues la reina se había quedado embarazada. 

El cielo  nocturno, usualmente negro, esta vez estaba repleto de colores,  pues los hechiceros lanzaban con sus varitas conjuros al aire, creando un espectáculo de luces similar a una aurora boreal en nuestro planeta. 

Todos aclamaban la nueva avenida. 

Oh..., bueno, no todos. 

No muy lejos de aquella plaza donde los colores pintaban el cielo nocturno y las risas y vítores inundaban yacía el castillo real. Desde las alturas de sus torres, los reyes observaban a su pueblo a través de la ventana:  

"No podemos seguir ocultándolo" habló el rey, quién observaba melancólico a su pueblo. 

"Lo sé" respondió la reina mientras acariciaba inconscientemente su pronunciada barriga.