VI

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Capítulo VI

Jaden

Acaba de ver la mejor actuación de la historia.

La chica, hace una torpe reverencia notablemente mareada y con los cachetes encendidos por el esfuerzo. Se le ve nerviosa, retorciendo inconscientemente sus dedos y con la mirada perdida.

Todos comienzan a vociferar todo tipo de halagos y a tirarle rosas mientras la cara de estupefacción de la chica aumenta por momentos.

Estoy paralizado, nuca había visto a nadie bailar así. Era como..., si no le importara nada ni nadie, creo que ni siquiera escuchaba la música, solo se dejaba llevar mientras su cuerpo fluía por toda la habitación. La sala, estaba completamente a oscuras, a pesar de la tenue luz de la luna y velas. Sin embargo, ella con cada paso que daba Iluminaba toda la estancia eliminando cualquier rastro de negrura y rellenando todos los espacios vacíos de la sala con su simple presencia.

La chica ha salido de la habitación hace más de un rato, pero todavía estoy prendado de ella y de su efecto, de su inusual pero bello baile, de su tímida sonrisa al finalizar que aceleró mi corazón y sus rebeldes rizos castaños que salieron de su coleta mientras daba esas increíbles piruetas.

Joder. Creo que venir al banquete valió la pena después de ver esta puta maravilla.

—Hay que llamar a las sirvientas, porque más de uno ha dejado un mar de babas sobre la mesa—exclama alguien devolviéndome a la realidad.

—Joder, no sabía que las musas de la danza me la podían poner tan dura. —Dice un rubio mientras se toca el minúsculo bulto de sus pantalones

—Y mira que bailaba fatal—suspira— pero no podía parar de mirarle las tetas, parecía que en cualquier momento se le iban a salir del vestido— habla un chico de cabello pelirrojo, a lo que los demás comensales responden uniéndose a las carcajadas.

Aprieto los puños inconscientemente a mis costados. La ira e impotencia fluyen por mis venas y mis dientes chirrían.

Siento asco del simple hecho que le hallan mirado de esa forma, como si fuese un puto trozo de carne. Y la cosa no mejora cuando, frente a mí, el borracho empieza a recrear el baile mientras se levanta la toga y enseña su feo culo peludo.

¿Qué cojones es esto?

*****

No puedo dormir.

El banquete se me hizo interminable. Después de la actuación de la musa, todo se descontroló. Los invitados empezaron a comer hasta jartarse y a beber el vino como si agua fuese. Cayo, intentó retomar las actividades programadas, pero al ver lo embriagados que estaban sus invitados, decidió suspender el banquete.

Hace un rato que llegué a mi casa, pero por más que lo intente, sé que no podré conciliar el sueño, aunque realmente, no sé si quiero hacerlo.

Desde que murió mi padre, las noches se han vuelto insoportables. Las pesadillas me han dominado y cada vez son más frecuentes. Siempre me despierto temblando sin cesar y con el cuerpo empapado en sudor frío.

Sin nada más que hacer, me levanto de la cama y cojo un libro de mi estantería: "Las memorias de Carglan"

Las páginas y el lomo están desgastados, miles de anotaciones sobresalen del libro, debido a las incontables veces que lo he leído.

Como siempre, lo abro por la primera página y observo el pequeño mapa de Carglan donde se presenta las ciudades y pueblos que la conforma.

Sin embargo, he leído este libro las suficientes veces para saber que algo que no encaja.

¿Dónde está el pueblo "Shadea"?

Al instante que pronuncio esa palabra, una especie de muralla se alza en mi mente, y la duda es sustituida por un borrón en blanco.

...

¿Qué estaba haciendo?

Ah, sí. Leer.

Paso mis dedos por encima de los cuatro reinos de Carglan: Celestia, Eldoria, Lucis y Sidera.

Yo vivo en Eldoria, en un pueblito llamado Acualis. Nombre puesto en honor del pequeño lago que yace en el pueblo. 

Cierro el libro con cuidado y me tiro a la cama, para intentar conciliar el sueño de una vez.

Poco a poco mis ojos se empiezan a cerrar, pero todavía no me he quedado dormido y se que  las pesadillas me atormentaran.

***

Las flores se marchitan y el característico cielo azul de Carglan se torna rojo.

A mis pies el suelo empieza a temblar tan bruscamente que los edificios empiezan a caer a mi alrededor.

Los niños lloran, y en el cielo se está formando una especie de circulo negro que cada vez es más grande.

A mi alrededor, personas gritan descontroladamente y mueren aplastados por el derrumbe de los edificios.

Corro apresuradamente en busca de mi padre, grito su nombre a todo pulmón, pero mis gritos quedan acallados por el alboroto.

El suelo cada vez vibra más y me hace casi imposible mantenerme de pie. La mítica tranquilidad del pueblo se ha esfumado para dar lugar a la ruina el caos y la muerte.

Al instante un pitido llena mis oídos, y es tan molesto y fuerte que hace que me tire al suelo y tape mis orejas.

Y...

Por un momento el mundo se detiene.

Las vibraciones del suelo han parado junto con el pitido, y solo escucho los latidos de mi corazón cuando veo a mi padre.

Está tirado en el suelo y parece no estar herido.

Me levanto del suelo rápidamente y corro hacia él ignorando el caos a mí alrededor.

Estoy a punto de llegar, sin embargo, justo en ese instante una enorme criatura emerge de la nada, rodeada por un aro de luz dorado tan intenso que me hace imposible poder mirarla. Esta, alarga su descomunal brazo y, nada más tocar a mi padre lo convierte en nada, en polvo.

En mi retina, se queda grabada la última expresión de pánico de mi padre y su chillido de pavor que escapaba de sus labios antes de convertirse en polvo dorado y ser absorbido por la criatura

***

Abro los ojos de golpe y me incorporo abruptamente. Estoy templando de pies a cabeza y agarro las sabanas en un puño con fuerza.

Joder, otra vez. 

Mis cartas para ellaWhere stories live. Discover now