CAPÍTULO 22

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Reencuentro.

—Puede pasar —su voz suena agobiada, pero ya había sido advertida por Sam que tiene programada una reunión importante.

Él me solicitó, solo espero que no termine en problemas. Aunque todo pensamiento racional se esfuma nada más verlo.

—¿Me necesita? —Si hay algo que me molesta de estar a solas son él, es el cosquilleo en mi estómago y las ansiosas ganas de mis manos por tocarlo.

¿Desde cuándo la vida está teñida de rosa?

—Sí. Siéntate. —Sus ojos no me miraban y sus manos se movían con destreza sobre el teclado del ordenador.

—¿Puedo saber de qué se trata? —me impaciento al notar el prolongado silencio.

—No. —ruedo mis ojos y en su rostro nace una sonrisa. —Llegó esto de criminalística. —eleva el folder antes de ponerlo en mis manos. —Lee en voz alta.

—Me sorprende que no lo haya abierto.

—El caso es suyo, no mío.

Mi mirada se desliza por el documento con rapidez, corro entre líneas buscando relevantes y palabras claves.

—Dije que lo leyeras. —su ceja elevada me causa gracia.

—La mujer no tiene ningún vínculo con el caso. Y yo ya se lo había dicho. Investigarla fue una pérdida de tiempo. —sus manos abandonan el teclado para entrelazarse en el escritorio—Ahora, en noticias realmente importantes, Reyes me mandó una imagen de la nota que escribió Leila en su graduación. Y aunque no me especializo en grafología, no es muy difícil determinar que fue Leila quien escribió las otras notas que encontraron enterradas.

—¿Y qué está maquinando esa mente tuya?

—Quiero hablar con Enrique Franco.

—¿Qué pretendes conseguir de eso? —su postura y mueca me adelantan la complejidad de esta prueba.

—Quiero… quiero entender porque le hizo todo ese daño a su propia hija. Quiero entender sus motivaciones. —suspiro cuando asiente sin réplicas.

—¿Cómo piensas hacerlo?

—Me aprovecharé de mi parecido con su hija y según su reacción, tomaré la postura de criminóloga u occisa. —luce complacido, pero aún no está completamente satisfecho.

—Franco no ha hablado con nadie tras ser apresado. No sabemos cómo reaccionará en ninguno de los casos que planteaste, también hay que tener en cuenta las condiciones que pondrán sus abogados. Será complicado, mas la entrevista se hará. —puntualiza seguro— Eso sí, en un cuarto de interrogatorio, con oficiales presentes y no entrarás sola, ¿te parece? —termina.

—No podría estar más de acuerdo. —sonrío orgullosa.

—Mándame las preguntas que tienes y pronto retroalimento lo que piense al respecto.

—Esta bien.

Me levanto sin despegar la mirada,— Puedes regresar a tu puesto. —Y antes de comenzar a caminar, tomo el documento enviando por criminalística.

La Sombra De Tu PresenciaWhere stories live. Discover now