CAPÍTULO 5

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Plan B.

No tuve una buena noche.
Adelanté un par de páginas del libro de psicología para intentar desviar mis pensamientos sobre la llamada con el señor Reynolds, pero nada parecía funcionar.

Demasiados sentimientos juntos.

Por un lado la culpabilidad, decepción y vergüenza de no haber sido seleccionada. No cumplí mis propias expectativas. Debí esforzarme mucho más.

Y del otro lado del ring de emociones, la curiosidad e incertidumbre sobre el tema en la conversación que tendré al llegar a la universidad zarandea con fuerza mi tranquilidad.

—¿Estoy en problemas? —es mi pregunta nada más entrar a la oficina, perfectamente desordenada de mi profesor favorito.

Recuerdo que nuestra última clase se basó en detectar los patrones en algunos hechos delictivos reconocidos.

Encontramos patrones como el acoso previo a un ataque, los criminales que buscamos siempre estudian a sus víctimas, no son escogidos al azar. Son minuciosos y de forma enfermiza preparan a la víctima para su llegada.

—No, no. Nada de eso. —asegura él, manteniendo su tono misterioso.

—¿Y por qué tanto misterio? —tomo asiento frente a su silla. Él por el contrario, camina a la espera a que la máquina de café apresure el trabajo llenando su taza. Me ofrece un poco a lo que niego —Señor Reynolds, ¿qué sucede?

—Querida... —suspira lanzándose a sus silla —Fuiste, en parte, la causante de una gran discusión ayer aquí.

Uno mis cejas con confusión. Las palabras en clave siempre han sido características de su persona, pero ahora no estoy muy dispuesta a resolver su acertijo.

—¿Por qué? —pregunto directamente.

—El programa. —espero por una explicación. No comprendo porque influiría en algo así —No sé si lo notaste, pero solo anunciaron a estudiantes en último semestre.

—No lo noté, pero ustedes dijeron que también darían cupos para los de penúltimo semestre. —expongo recordando cada una de las palabras de el maestro cuando dio el aviso.

—Pues, parece que solo pensaban dar uno y ya tenía nombre mucho antes de darnos el espacio a los demás para seleccionar.

—¿Qué quiere decir? —Comprendo cada una de sus palabras, pero de igual modo quiero rectificar la molestia que surge en mi cuerpo.

Mientras toda una multitud de estudiantes se suman en un precipitado estrés e intranquilidad, las directivas ya poseían el nombre del afortunado. Si esto saliera a la luz, todos cuestionarían la legitimidad de la universidad, yo lo estoy haciendo en este momento, me pregunto en cuáles otras ocasiones nos han mentido así o nos han hecho creer que tenemos oportunidad, cuando la realidad es que en este mundo todos y todo tiene precio.

—Sabe que quiero decir, y está demás mencionar que muchos de los profesores estuvimos en desacuerdo con esa decisión y por eso fue la discusión de ayer. —suspira tomando un sorbo de su café —Ayer estuvo aquí la agencia de seguridad, ya todo estaba arreglado, teníamos impresa la hoja con los nombres, pero por petición de un detective de la unidad a la que asistirían nuestros estudiantes, tuvimos esa última reunión. Este hombre en cuestión, no estaba de acuerdo con la selección de la que te hablé, creía que habían alumnos más destacados y prometedores para el programa.

La Sombra De Tu PresenciaWhere stories live. Discover now