Flor Diamantina

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Una gran tormenta de nieve había azotado la aldea Ishigami justo mientras Senku estaba de visita, por lo que iba a quedarse atrapado allí sin poder regresar a Tokio hasta que despejaran los caminos y el pronóstico del clima mejorara.

Por mientras, había decidido asegurarse de que todos los aldeanos tuvieran todas sus necesidades cubiertas, y se encontró con bastante buenas noticias, ya que Suika y Chrome siempre se mantenían pendientes de ellos y se encargaban de que el laboratorio cubriera todos los pendientes de la Aldea.

Sin embargo, la tormenta sí había traído un gran problema...

Creyeron que una pareja de adolescentes se había perdido en la tormenta, así que varios habían ido a buscarlos, pero al final encontraron con que la pareja se había ido hasta Tokio y estaban a salvo, así que todos los buscadores habían regresado... menos Kohaku.

En medio de la nieve, un nuevo equipo de búsqueda salió a buscarla, pero no encontraron nada y el día comenzó a oscurecer y la tormenta comenzó a empeorar.

Al ver que oscurecía y ella todavía no regresaba, Senku empezó a preocuparse y salió a buscar también, con Taiju como único compañero de búsqueda.

Luego de una hora de búsqueda en la oscuridad y de que la tormenta empeorara más, Senku dio aviso por radio para que todos regresaran a casa.

—Continuaremos la búsqueda mañana, pueden volver.

—¡Kohaku es muy fuerte y lista, seguro encontró refugio y está bien! —afirmó Taiju, dando media vuelta para regresar, pero entonces notó que Senku no lo seguía—. ¿Todo bien?

—Sí... tú adelántate, grandulón —dijo Senku sin moverse—. Buscaré unos minutos más y luego volveré.

—Si te quedas, me quedaré contigo —dijo de inmediato.

—Nada de eso. —Rascó su oído con irritación, viéndolo de reojo—. Ve con tu esposa, yo solo... quiero buscar un poco más... por mi cuenta.

Taiju lo miró en silencio un momento, antes de sonreír como si supiera algo que él no.

—¡Muy bien! Me quedaré atento a la radio, por si necesitas ayuda. —Sacudió una mano y finalmente se regresó.

Senku siguió caminando, ajustando la linterna de su sombrero normalmente usado para la mina, mirando a todas partes por algún rastro de la fuerte guerrera.

Siguió caminando en medio de la tormenta, preguntándose qué podría haberle pasado para que no regresara y también maldiciéndola un poco porque la muy impulsiva se había ido corriendo apenas se enteró de la pareja potencialmente en peligro, sin equiparse adecuadamente con la radio y la linterna.

No le gustaba la idea de que pudiera estar perdida y en la oscuridad ahora...

De repente, escuchó un grito.

—¡¿Senku?! ¡Senku! —Era Kohaku, corriendo en su dirección.

Él sonrió, aliviado, pero entonces ella se le tiró encima y los hizo caer en la nieve, enterrándolos un poco entre los copos blanco.

—¡Maldita sea, leona!

—¡Senku, gracias al cielo que vi la luz de tu sombrero! ¡No sabía si estaba en el camino correcto! Todavía me siento un poco mareada... —Se levantó fácilmente y lo ayudó a ponerse de pie.

—¿Mareada? ¿Te sentiste mal en medio de la búsqueda? ¿Acaso te desmayaste, es por eso que no volviste? —preguntó preocupado.

—No, no es eso... —Hizo una mueca—. Comí algo que no debí...

One-shots SenHakuKde žijí příběhy. Začni objevovat