Árboles y Mariposas

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Cuando Byakuya decidió que quería mudarse al medio del maldito bosque, Senku creyó que estaba loco.

¿Por qué de repente se obsesionó con la botánica y la naturaleza? Eso era algo que Senku nunca sabría.

Al menos ya no tenía vecinos quejándose cada vez que sus experimentos explotaban. Pero vivía a como una hora de la escuela.

Creyó que esto no era ni tan malo ni tan bueno. Esta mudanza tenía sus cosas malas y sus cosas buenas, aunque habría preferido quedarse en la ciudad, no se quejaba de vivir prácticamente en el bosque.

O eso creyó hasta que comenzó a ver cosas raras... Y fue entonces que empezó a considerar esa mudanza como lo mejor del mundo.

Todo comenzó cuando estaba intentando ver a Júpiter una noche en el patio de su nueva casa. Por el rabillo del ojo, notó algo brillante y de inmediato giró la cabeza hacia el bosque, donde solo alcanzó a ver lo que pareció ser la punta de un mechón rubio.

Se frotó los ojos. ¿La falta de sueño estaría afectándolo?

Volvió a experimentar en su patio otra vez una semana después, quemando cinabrio, cuando de repente se sintió observado.

Disimuladamente, se colocó el protector de ojos y permaneció inmóvil en la misma posición, simulando mantener la mirada baja. Sin embargo, pronto comenzó a dirigir sus pupilas hacia arriba, fijándose en los arbustos y buscando si realmente había alguien o era solo una paranoia absurda.

No vio nada. Pero entonces escucho algo en los árboles y rápidamente alzó la cabeza, justo a tiempo para ver un mechón rubio desapareciendo detrás de lo alto de un árbol.

Su boca se secó.

¿No había sido su imaginación?

Esa noche, se quedó pensando.

Muy bien, era un niño de trece años, por más maduro que se considerara y por más que su voz ya había comenzado a agravarse, debía informar a su padre de la situación.

Su padre le dijo que podría ser un animal, pero de todos modos podían instalar cámaras y un sistema de seguridad.

Senku le dijo que le gustaba más la idea de solo las cámaras, y le pidió dejar que las instalará él mismo.

Decidió hacerlo de madrugada, esperando que quien sea que posiblemente lo estuviera espiando no estuviera observando.

Pasó un mes y no vio nada ni volvió a sentirse observado por más que había salido más a experimentar en su jardín.

Hasta que un día... la vio.

Estaba observando las cámaras por aburrimiento, ya que Byakuya había salido a un viaje de negocios, y de repente vio... a una niña de su edad observando la cámara, subida a una rama de un árbol.

Era una niña rubia, el mismo cabello que le pareció haber visto antes. Pero lo raro era su forma de vestir... casi parecía que usaba el vestido de Tinkerbell, pero azul y hecho de los que parecían ser pétalos de flores.

De repente, su rostro se llenó de pánico y desapareció de la vista de la cámara.

Y nunca más la vio, por más que busco en todas las otras cámaras.

Se paseó alrededor de su patio, con los dedos en la barbilla, pensando qué demonios había sido eso.

¿Acaso esa niña vivía en el bosque? ¿Pero de dónde había sacado pétalos de flor de ese tamaño? Ni la flor más grande del mundo producía pétalos de ese tamaño... y estaba bastante seguro de que eso que usaba eran malditos pétalos.

One-shots SenHakuWhere stories live. Discover now