Puesto de vigilancia

1.1K 90 19
                                    

(ADVERTENCIA: LEMON).

Kohaku simplemente no podía creer lo que acababa de escuchar.

—¿Qué demonios quieres decir con que te quedaste varado? —Kohaku miró con incredulidad y un poco de enojo a Senku, todavía sosteniendo el marco de la puerta.

—¿Podrías interrogarme junto a la chimenea, leona? M-me e-e-estoy c-congelando. —Al verlo abrazarse desesperadamente a sí mismo, lleno de nieve por la feroz tormenta, Kohaku se hizo a un lado y lo dejo entrar al puesto de vigilancia en el que estaba haciendo guardia.

Había varios grupos rebeldes que querían instalar un nuevo sistema de gobierno en vez de dejar que se restaure el anterior, y por alguna razón odiaban a Senku y querían matarlo, además también existía un grupo en particular que le tenía odio a la Aldea Ishigami por quién sabe qué razón, todo lo que Kohaku sabía es que eran personas armadas y no eran pocas, así que ella se había mudado prácticamente a las afueras de la ciudad en la que se había convertido la aldea, en un puesto de vigilancia para monitorear una carretera, un punto estratégico en caso de que el grupo de guerrilleros quisiera invadir el lugar.

Por suerte, con la terrible tormenta que empezó hoy, era poco probable que quisieran invadir el territorio por el momento.

Además, no era la única con un puesto de vigilancia. Kinro y Ginro tenían otros, también Magma y otros guerreros de la aldea, aparte de otros voluntarios de confianza. No había pasado nada aún, pero no dejarían descuidada a la gente inocente.

—No soy una leona —murmuró sin ganas en respuesta a lo que Senku dijo, para luego cerrar la puerta—. ¿Por qué viniste aquí hoy? Y solo. ¿Por qué Tsukasa no está contigo?

—Por si lo olvidas, Tsukasa tiene un mocoso, no puede estar cuidando mi culo todo el tiempo —masculló él, todavía temblando, a pocos centímetros de la chimenea—. Vine a buscar a Chrome, tengo asuntos que discutir con él. No pudo escoger peor momento para venir a visitar a Kokuyo junto a Ruri y el mocoso.

—Mi sobrino se llama Ruchiru —le recordó, cruzando los brazos con molestia—. Estuvo nevando todo el día, ¿no pensaste que era una mala idea venir desde Tokio? —Puso la tetera al fuego para prepararle algo caliente.

—Lo que tengo que discutir con Chrome es urgente, y ciertamente no pensé que habría una tormenta de nieve de esta magnitud. —Bufó, frotando sus brazos con fuerza—. Menos mal que mi auto se quedó varado cerca de tu puesto de vigilancia, habría muerto como un idiota al estar tan lejos de la ciudad.

—Solo estás a media hora caminando —señaló.

—Si crees que mis piernas de debilucho habrían aguantado ir a la casa más cercana con este clima, estás muy equivocada. —Rio divertido, antes de volver a tiritar.

Ella no dijo nada, le hizo el té y se lo dio, a lo que él le agradeció con voz entrecortada, acercando la taza a su cara para que el vapor le diera en el rostro.

Kohaku lo observó por un momento, antes de jalar la silla que estaba junto a la ventana y sentarse frente a la computadora del puesto, tomando el celular que estaba junto al monitor.

—Entonces, ¿es imposible conducir con este clima? ¿Debería llamar a Ryusui para que venga en su helicóptero a recogerte?

—¿Estás loca? —La miró con incredulidad—. Tampoco es seguro volar con este clima, y no creo que sea tan necesario que vengan a buscarme. Simplemente me quedaré en el puesto hasta mañana. ¿Tienes una cama aquí?

—No. —Lo miró con la mandíbula tensa—. Solo mi cama.

—¿Y un saco de dormir?

—No, el puesto es para una sola persona. —Era bastante pequeño, fue construido a las apuradas.

One-shots SenHakuWhere stories live. Discover now