THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN

CAPÍTULO 38.- tercer fragmento

Gabriela era parecida en eso, la diferencia era que no era influenciable y no le importaba las consecuencias jamás. Si hubiera sido ella a quien su tío Jaime dejará sin mamá. Su tío Jaime estaría muerto hace mucho tiempo. Gabriela lo hubiera torturado, asesinado y colgado su cuerpo de la punta del palacio.

Era duro tener a Gabriela en su contra esta vez. Siempre había contado con Gabriela para todo, siempre supo que su hermana daría la vida por él y viceversa.

Así que era muy doloroso tenerla como enemiga, amaba a su hermana, no era el mismo amor que tenía hacia Jessy, y tal vez el amor hacia su hermana era más intenso que hasta hacia su misma mate. Gabriela era su gemela, era su mitad, estaban conectados por carne y sangre. Por magia y esencia. Hasta tenían su propio lazo, un lazo que los unía en vida y en muerte.

Incluso si esta lo traicionara por la espalda, este jamás la odiaría. Cosa que no pasaría porque Gabriela no necesitaba ir por la espalda, ella lo atacaría de frente y mirándolo a los ojos.

Se sentía traicionado por su propia hermana y necesitaban solucionarlo de inmediato. Porque si no, tendría que irse para siempre, no permitiría que toquen a Jessy, pero tampoco podría enfrentarse a su hermana.

Amaba a las dos y simplemente no podía elegir. Escoger solo a una de cualquiera de las dos opciones lo mataría por dentro

Entonces se decidió que era momento de zanjar todo, si debía saber cómo iban a ser las cosas, tendría que moverse ahora mismo. Faltaban dos días para la reunión de alfas. Llegarían alfas que no estaban dentro de los 10 principales y que no estarían en la reunión principal, pero estarían en las demás reuniones y consejos que se dictaban para seguir las normas y nuevos mandos que se decidían en la reunión principal con el Rey.

Manadas que también fueron dañadas por la horrorosa madre, que eran parte de las grandes manadas o que eran manadas pequeñas pero poderosas en política. Una vez que la noticia se filtre todo sería un caos. Probablemente no se irían del Reino hasta que pidieran el juicio de guerra que Jessy no cumplió por desaparecida.

Salió de aquella habitación con paso ágil, sintió a su gemela en los jardines. Cuando la vio, se dio cuenta que ella y Jose le enseñaban a su hija las flores. Jose cargaba a Zephyra, así que Bael tomo del brazo a Gabriela.

—Tenemos que hablar.

—Ya estaba sorprendida de que te demoraras tanto en venir a llorarme como siempre —le respondió Gabriela con malicia, aunque no intentó soltarse.

—¿Tienen que hacer esto ahora? —se quejó Jose—, Zephyra está teniendo un tiempo con nosotros.

—Necesito hablar ahora —dijo Bael con firmeza, evitando ver a su sobrina para no flaquear.

—Vendré dentro de un momento amor —dijo Gabriela sonriéndole tranquilizadoramente a Jose—, espérame en nuestra habitación.

Dicho eso, Bael hizo que los dos desaparecieran.

—¿El acantilado? —Gabriela miró a su alrededor—, pensé que me llevarías a tu nueva casa que al parecer todos conocen menos yo.

La miro observar todo, seguramente ella recordaba todo lo que pasaron en ese lugar. Las primeras escapadas juntos o con los demás. Los juegos, las risas y las travesuras. También estaban los momentos malos. Como cuando Gabriela estaba muy celosa de la novia de Theo y Bael descubriendo sus sentimientos. O la vez que Gabriela y Bonnie se pusieron a bailar y esta se dobló la pierna.

Tenían tantos momentos juntos que le parecía surreal que en ese instante estuvieran a punto de discutir sobre algo que podría romper su relación para siempre. Eso lo aterrorizaba.

—No te llevaré mientras sigas teniendo esa actitud contra mi mate.

Gabriela soltó una carcajada burlona. Aunque podía sentir por el lazo de gemelos, el mismo desconcierto por su futuro juntos que tenía también sentía él.

—Entonces nunca voy a conocer tu casa —dijo ella con una sonrisa en su boca, pero odio y dolor en sus ojos.

Bael sintió añicos su corazón.