– ¿Dónde estabas? –pregunta.
– La verdad no lo sé –me encojo de hombros–, por alguna razón me siento consternada.
– ¿Será efecto de la lluvia? –añade preocupado–, no me gusta verte así. Será mejor que vayamos a casa.
– Pero... –me vuelvo hacia él.
– Y yo conduciré, ¿Bien? –me regala una sonrisa.
Lo miro fijamente y percibo su intención. Sin mas, asiento y él toma el poder del auto.
Durante el recorrido, no duda en preguntarme: – Pero, ¿Te perdiste o algo? –me mira de reojo.
– Eso creo... solo recuerdo que iba en la carretera y de repente estaba en un conjunto residencial, todas las casas eran similares y no sé exactamente que hacia allí.
Esto es tan raro, tan enigmático.
No recuerdo nada, pero parece que deje de sentir en ese instante.
– Conjunto residencial... –añade pensativo–, sabes siquiera ¿Por qué saliste? –pregunta.
Realmente no lo sé.
Seguimos platicando sobre mí y que me sucedió. En espera del ascensor consideré que era como si hubiese sufrido un estrago.
– ¿Y ese dije? –pregunta y señala mi cadena.
– ¿Dije? –llevo mi mano a la cadena y lo siento–. Esto es nuevo –digo sorprendida mientras desbloqueo mi celular y activo la cámara frontal para poder apreciarlo–. ¡Es hermoso!
Y por alguna razón siento nostalgia, conmoción e incluso ganas de llorar.
El ascensor llega y se abre para nosotros, en el no hay nadie y gracias a ello, puedo observar nuestras siluetas en el espejo.
Santiago me abraza por la espalda dulcemente. Ambos, nos miramos a través del espejo y seguidamente, planta un beso en mi mejilla que me brinda tranquilidad, pero no la suficiente, porque, ahí, abrazada por él, concibo que he olvidado algo importante.
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Teen FictionPara él, ella es la vida misma, lo único que tiene sentido en el infierno al que las personas le llaman vida. Para ella, él es el peor de las toxinas, de las que resultan ser las más briosas y adictivas. Portada elaborada por la talentosa y muy cre...
