[Prefacio]

167 11 1
                                    


La oscuridad, el silencio absoluto y las sensaciones imprecisas me hacen compañía. Resido, en un estado donde no se si estoy durmiendo, muriendo o acabo de surgir.

Me encuentro suspendido en el limbo o tal vez, en la nada.

La pesadez fácilmente se apodera de mi organismo. Siento una punzada tan fuerte que me oprime y consume vigorosamente haciéndome retorcer de agonía.

Con la oscuridad de fondo y en medio de mi inquietud emerge una sutil voz que recita:

<No sucumbirás, imperecederamente conservaras la misma apariencia y serás poseedor de un gran ímpetu. Sin embargo, hay una condicionante que debes tener siempre presente y es que tú no debes enamorarte ya que estás destinado a vagar solitariamente por el mundo. Si te enamoras, conocerás el verdadero tormento porque encadenaras a esa persona a un ciclo donde morirá y renacerá una y otra vez mientras no renuncies a ella>

Viviendo –ajeno a todo–, vislumbro el inmenso y atrayente cielo azul. Intentando alcanzarle, me incorporo pero me siento en un cuerpo extraño, como si nunca hubiese estado en uno, como si no perteneciera a lugar alguno.

Descubriendo muchas cosas a mi paso, mientras erraba por el mundo –con una vida sin sentido–, le conocí y fue tan fácil ceder, que sin saberlo terminé haciendo algo desconocido, que resultó ser lo único que la voz me limitó, terminé enamorándome.

Vidas AnterioresWhere stories live. Discover now