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Entre Camila, mamá y yo hacemos el pastel y algunos mini dulces para lo que sería la reunión por mi cumpleaños. Como se hizo tarde para hacer al cena, terminamos ordenando pizza.

Luego de cenar, Camila y yo nos encargamos de los platos sucios. Una vez terminamos, voy a mi habitación esperando contactar con papá:

– ¡Buah! Mañana estaré un año mas vieja –me siento en la orilla de la ventana y miro a través de esta pero todo es oscuridad. Seguidamente, ubico el chat de papá y activo la video llamada.

Después de varios tonos, él finalmente responde: – Hola, princesa –esboza su típica sonrisa para mi–. Buenas noches. ¿Ya cenaron? –inquiere.

– ¡Hola, papá! Si ¿Y tú? –diviso su barbita de días y no puedo evitar sonreír.

– También –asienta–.Mañana es tu cumple y lamento no poder estar contigo, de verdad que lo lamento –afianza–, pero te lo compensare princesa, lo prometo.

– Tranquilo –sonrío débilmente–, sé que no querías estar lejos de casa para mi cumpleaños, pero pronto estaremos juntos y eso es lo que realmente importa.

– Así será, cariño. Te lo aseguro –me muestra su dedo pulgar–. Mi regalo puede que te lo haga llegar o te lo entregue personalmente en unos días.

– No me importan los regalos, sólo te quiero a ti.

– No tanto como yo a ti, amor –sonríe tiernamente–. Los extraño mucho.

– Y no te imaginas cuando nosotros a ti. Necesito escuchar tus anécdotas.

– Ja, ja, ja –se ríe ampliamente–. Todavía hay mucho tiempo para escucharme. Te amo, nena. Que tengas dulces sueños.

– Dulces sueños, pa. También te amo.

– Y Feliz Cumpleaños –añade.

– Aún no –miro la hora en mi celular–. Doce y una am–sonrío y muerdo mi labio para evitar llorar–. Gracias –mascullo.

– Te amo, princesa –dice enterneciendo la voz–. Siempre serás mi pequeña y sabes que siempre contaremos el uno con el otro, sin importar las adversidades.

– Gracias –sonrío débilmente. Es mi primer cumpleaños lejos de ti, papá.

– Espero que este día sea grandioso y que la pases increíble. Debo dejarte, cariño –hace una pausa–. Hoy tienes clases y debes descansar.

– Te quiero dad –le digo una vez mas.

– Y yo a ti mariposita –sonríe tiernamente.

Mariposita... me volviste a llamar así. Desde niña siempre soñé con ser una; por suerte me disfrace como tal durante tres años consecutivos –me rio débilmente y la video llamada finaliza. Cierro mis ojos con fuerza para no llorar.– Solo espero verte pronto y poder abrazarte. Los días sin ti son monótonos, daddy.

Para cuando abro mis ojos, unas lágrimas se escapan de estos y vuelvo a mirar a través de la ventana, solo que esta vez alzo mis vista hacia el cielo, en el cual se aprecian pocas estrellas. Una débil sonrisa dice presente en mi rostro al mismo tiempo que las lágrimas dejan de contenerse y emergen con facilidad. – Feliz cumpleaños, Mabel –susurro para mí.

Un ruido, proveniente de los arbustos interrumpe mi emotivo momento y alertada, activo la linterna del celular y alumbro hacia estos pero todo yace normal. Debió haber sido un gato o quizás el viento mismo, considero al tiempo que una extraña y helada sensación me sobrecoge.

Frunciendo el ceño, miro una vez más hacia los arbustos y posteriormente a la calle en búsqueda de alguna anormalidad. Me siento observada, mi vista viaja a la casa de los vecinos y nuevamente hacia los arbustos. No, la sensación no viene de afuera. Con rapidez me vuelvo para recorrer mi habitación con la vista.

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