[24]

2 0 0
                                    


– No te separes de mí hasta que encuentres a tus amigos –Carlos emite mientras me toma la mano.

– Bien –lo sigo.

– Ten el teléfono a la mano por si te llamo, yo también lo tendré a la mano

No puedo evitar asentir y sonreír al mismo tiempo: – Parece que el hermano mayor eres tú y no yo.

Nos reímos mientras nos alejamos del auto y desde la distancia escuchamos la música.

– Nosotros no haremos fila –añade.

Caminamos al lado de la fila y Carlos se acerca al hombre de la puerta, platica unos segundos con este y finalmente nos deja pasar.

– Bien –me sonríe–. Disfruta y no tomes mucho porque en tus manos al volante esta mi vida.

Carcajeamos nuevamente mientras unos chicos de la prepa nos saludan, seguimos caminando y mi celular suena, es Santiago de nuevo. Le contesto pero ni el me escucha a mí ni yo a él por lo que cuelgo y sigo a Carlos quien se acerca a unos chicos que le saludan.

– Mabel que hermosa te ves –Karla me saluda.

– Hola –le sonrió.

– Oh cielos –Rafael me mira de pies a cabeza sin disimular y me avergüenzo rápidamente.

– Deja a mi hermana –lo golpea en el brazo.

– Sabes que siempre me ha gustado –lo mira y nuevamente se vuelve hacia mí: – Hola, Mabel –me abraza sonriente.

– Hola, Rafa –le digo mientras nos apartamos.

– Te ves hermosísima, siempre lo estás pero hoy estas increíble. Te encuentro más encantadora que nunca.

– Gracias –consigo decir.

– Este holgazán siempre habla de ti en la prepa –me ofrece una bebida–. Por suerte tú tienes a Santiago

– ¿Ustedes son novios? –preguntan rápidamente.

– No, no –tomo de mi bebida–. Sólo somos amigos. Amigos que se besan y tienen demostraciones de afectos de un nivel que claramente ya no es de amigos.

– Ya me había preocupado –toma de su vaso–. ¡Que suerte! –me sonríe–. Aún tengo oportunidad.

¿Oportunidad? Mi vida es lo suficientemente complicada como para enredarme contigo, así que amigo, no creo que la oportunidad exista.

Mi celular suena nuevamente: – Estoy en el bar –digo.

– Yo también –añade en voz alta–. Llevo rato aquí ¿Dónde estás?

– No sé muy bien –miro alrededor.

– No cuelgues, estoy bajando la escalera ¿Ves una escalera cerca? –pregunta.

– No –miro alrededor y distingo una escalera a lo lejos–. Veo una escalera pero está muy lejos –miro a través de la pista en la cual todos están bailando y bebiendo.

– ¿Puedes verme? –pregunta.

– ¿Eres el chico de Azul? –lo distingo.

– El mismo –se ríe.

– Mira al frente de ti a unos quince metros.

Santiago mira hacia donde estoy: –¿Eres la chica atractiva que viste una blusa vinotinto?

Vidas AnterioresWhere stories live. Discover now