Capítulo 26. ¿Dónde está Mia?

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Todos esperaron el tiempo suficiente pero conforme fueron pasando las horas, y se dieron cuenta que los recién casados no regresaban, Erasmo decidió salir a buscarlos de inmediato. Estaba molesto de que no le hubieran hecho caso, este les había pedido que solo salieran por un rato, y a la vez un tanto temeroso de que algo malo les hubiese pasado.

-Voy al pueblo a ver qué pasó con estos. - anunció tratando de disimular inútilmente su preocupación.

-Sí, la verdad es que ya se tardaron un buen, así que yo te acompaño. - se ofreció su hermano y juntos salieron rumbo al pueblo en la camioneta prestada, dejando al resto de los invitados intranquilos.

Amelia que había tenido un mal presentimiento al principio de la celebración, y que con el pasar de las horas se fue apartando de su mente, nuevamente volvía a retomarlo, pero ahora con más intensidad que antes. Sabía que algo no terminaba de agradarle de Israel, pero sus deseos de ver a Mia casada cuanto antes terminaron por superarle. Debido a esto, durante todo el día se obligó a apartar de su mente ese mal augurio que no la dejaba en paz y que le gritaba desde sus entrañas ser escuchado. Pero ahora, con esta repentina tardanza ya no pudo seguir ignorándolo más, y comenzó a pensar lo peor.

-Ese tipo nunca me dio buena espina. Pos en qué cabeza cabe el querer llevarse a Mia en pleno convivio, dejándonos aquí a todos como un par de mulas idiotas, ¿pues que se ha creído? - bramó la anciana encolerizada

-Su marido. - respondió contundente Flora con tono cansado pues sentía que exageraban. - desde el mismito momento en que firmaron el acta él pasó a ser su marido Amelia. En pocas palabras: ese tipo puede hacer prácticamente lo que le venga en gana con su mujercita.

-Pues yo pienso igual que Doña Amelia, a mi hay algo que no me termina de gustar nada en ese tipo. - la secundó Milagros acercándose a su lado para calmarla. Pese a sus diferencias, Amelia aceptó amablemente el consuelo de Milagros. Juntas tomadas de la mano, tratando de controlar sus emociones, siguieron con la expectativa, esperando que en cualquier momento regresaran. Quizás solo estaba exagerando y en cualquier momento vería la camioneta de Israel entrar por la calzada, caviló Amelia en silencio esperanzada.

Una hora después de una agónica espera, regresaron Ignacio y Erasmo con el rostro sumido por la angustia.

-No están por ningún lado. - gruñó Ignacio al bajar de la camioneta, cerrando la puerta del vehículo con un fuerte portazo.

- Pero ¿cómo? - preguntó la anciana aterrorizada. Sintiendo que se desvanecía, Don Vicente la sujetó justo a tiempo antes de que se callera al suelo. Erasmo e Ignacio corrieron a socorrerlo y entre los dos llevaron a la robusta mujer cargando hasta el interior de la casa. Milagros rápidamente detrás de ellos, fue en busca de alcohol y algodón. Gritándole a Flora que le dijera dónde podía encontrar lo que necesitaban, recorría la casa a ciegas sin saber dónde buscar. Flora que no tenía ninguna prisa, con todas las calmas del mundo se acercó a un estante de la cocina. Era uno de los que estaban colgados, de ahí sacó lo que la mujer le pedía a gritos. Milagros que se los arrebató con brusquedad fue corriendo a la sala donde habían colocado a la anciana para reanimarla. Momentos después Amelia ya estaba mejor. Ahora escuchaba horrorizada como su yerno e Ignacio le narraban que habían recorrido de cabo a cabo todo Ojo del sol sin encontrar rastro de ellos. Preguntaron a las personas con las que se cruzaron si de casualidad habían visto algo, pero nadie pudo ayudarles, por lo que se quedaron sin respuestas. Los tres pequeños que comenzaron a angustiarse al ver a los adultos tan asustados, fueron tranquilizados por Milagros que les suplicó amablemente los dejaran a solas y salieran a jugar al patio, pero asegurándoles que todo estaba bien. Flora que no se había ni enterado de la preocupación de sus hijos, salió de la cocina tan tranquila tomando una taza de café y una pieza de pan dulce, solo le interesaba comer algo y retirarse a su recámara a rezar un rato.

Mia tú eres solo miaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang