Capítulo 10. Enfermedad.

2 0 0
                                    


En los días que trascurrieron previo al fallecimiento de Dolores, Agustín y su madre Milagros estuvieron al pendiente de los Flores. Trataron de ayudar de acuerdo a sus posibilidades a que la familia se sintiera un poco mejor. En un principio Milagros le ayudaba con la cocina a Amelia o la solía a acompañar al pueblo a realizar sus compras, o en algunas ocasiones les daba la sorpresa llevándoles un sencillo pero delicioso guisado preparado por ella misma, para que no se preocuparan por que cocinar. Agus por su parte, cuando terminaba de trabajar con su carrito iba también a darles una vuelta y se ofrecía a ayudarles en lo que estos requirieran. Si necesitaban cortar la yerba alta, llevaba su machete y se ponía con ello. Si hacía falta leña para el fogón, tomaba el hacha y se introducía dentro de la vegetación para buscar troncos secos que cortaba hábilmente y apilaba fuera de la casa lista para usarse. No obstante, de repente por fuerzas mayores tuvieron que dejar de brindarles su ayuda. Desafortunadamente al pobre de Agustín lo terminaron hospitalizando en el dispensario del pueblo. Al parecer le había dado Dengue por la mala fortuna de ser picado por un mosquito que lo infectó. Por culpa de este incidente, fue como acabó internado.

Cierto día, de un momento a otro, tras regresar del pueblo arrastrando su carrito de dulces, Agus se miraba bastante bien, pero de repente y para sorpresa de ambos, cayó en cama con fiebre alta. Sin comprender que le pasaba, se percató de cómo comenzó a brotarle en todo su cuerpo, un desagradable sarpullido que le provocó una endiablada comezón en su piel. Al día siguiente, comenzó a quejarse también de horribles dolores musculares y en sus articulaciones que lo debilitaron aún más. Su madre sin saber lo que su hijo tenía, le preparó un té para que le calmara el dolor, pero al observar que esto no le ayudaba y que no mejoraba en nada, le dio sin pensar un par de aspirinas esperando que con esto su hijo se sintiera mejor. No obstante, lo único que ocasionó es que el chico sufriera una hemorragia profusa. Asustada, Milagros salió corriendo de su casa como una enajenada en busca de ayuda. Siendo la familia más alejada del pueblo, no contaban con muchos vecinos. Estaban los González y los Flores, pese a que tenía una mejor relación con los segundos, acudió a los primeros por estar más cerca de su casa. Así fue como llegó hasta la puerta de la casa de los González y golpeándola con fuerza comenzó a suplicarles le ayudaran. Para su suerte, Fermín, el padre de familia, estaba en casa por ser su hora de comida, por lo que cuando comenzaron a aporrear su puerta fue quien salió para ver que loco era el que llamaba de semejante manera. En cuanto vio el semblante de su vecina, supo que ocurría algo. Inmediatamente tras contarle todo la desesperada mujer, fue como se subieron en su vieja camioneta descubierta y fueron rápidamente por Agustín. Claudia la mujer de Fermín, le ordenó a sus tres hijos adolescentes que estaban sanos y muy fuertes, fueran con ellos para que ayudaran en algo. Fue así, como una vez subieron entre los tres chicos a Agustín a la parte trasera de la camioneta, donde Milagros ya había instalado unas colchas para colocar a su hijo sobre estas, que se marcharon rápidamente rumbo al pueblo. Gracias a la ayuda de sus vecinos, Milagros llevó a su hijo al dispensario del pueblo. En el dispensario Agus fue rápidamente intervenido por el doctor encargado, un joven recién graduado que prestaba sus servicios en aquel pueblo tan lejano. Debido a la tan repentina intervención fue que todo quedó únicamente en un susto, pues el joven estaba fuera de peligro. Por órdenes del médico, se le indicó al paciente que reposara considerablemente en al menos unos 8 días, que tomara muchos líquidos, y sobre todo se tomara sus analgésicos en las horas señaladas, para que estos le ayudaran con el malestar y su pronta recuperación.

Antes de salir del dispensario, Mia fue a verlo. Se había enterado gracias a Claudia, quien sabiendo la buena relación que llevaba Milagros con los Flores, consideró oportuno que estos estuvieran al tanto, y así la acompañaran en esos momentos en los que estaba tan sola. De esta manera, junto con Danielle fueron a visitarlo al hospital. Agus se alegró de verlas, pero en cuanto preguntó por Briella, Danielle le aseguró que le había comentado lo ocurrido desde detrás de su puerta ya que nunca le abrió. Esta se dio por enterada, pero no había aceptado ir con ellas a verle. Se disculpó con Agustín por el comportamiento de su hermana, la cual le aseguró no se encontraba bien emocionalmente en esos momentos. Preocupado, Agustín quiso saber que tenía, pero Danielle se limitó a asegurarle que dentro de unos 15 días cuando tenía pensado volver su padre, la llevarían con un psiquiatra para que recibiera finalmente la ayuda correspondiente. Agustín se entristeció, pues extrañaba mucho a Bri, no obstante, pese a que Mia le aconsejaba que luchara por ella, Agus le respondió que no podía luchar por alguien que no mostraba el mismo interés que él, y así dio por terminado esa relación que nunca llegó a nada más. Antes de irse, Mia le prometió a su amigo que lo iría a visitar, por lo que días después sin saber nada de su amiga, Agustín que ya estaba en su casa, pero aún seguía en cama recuperándose, le suplicó a su madre fuera con los Flores para saber si había ocurrido algo. Tenía un mal presentimiento que le estaba rondando en su cabeza, ya que Mia era de esas personas que siempre cumplía lo que prometía. Ese mismo día, Milagros fue a visitar a los Flores, pues conociendo la terquedad de su hijo, estaba segura que si no hacía lo que le pedía, este se terminaría levantando de la cama para ir por sus propios medios. Por ello, para evitar alguna locura por parte de su hijo, fue como Milagros se presentó en casa de los Flores, quienes no la recibieron amablemente. y así de la misma forma en cómo llegó se regresó.

Mia tú eres solo miaWhere stories live. Discover now