Capítulo 53. De regreso al punto de partida.

73 4 1
                                    

Llegamos a las fronteras. Héctor aulló profundamente anunciando nuestra presencia a sus compañeros vigías que resguardaban los límites de Ater.

— Tranquilo, — el cachorro que trajimos con nosotros reaccionaba de la forma habitual, con timidez y alerta por las nuevas experiencias, — eso solo fue un saludo entre lobos adultos. — le dijo Kefrén a su hermano.

Me había sorprendido la tranquilidad y plena confianza que el delta mostro desde que dejamos Garra blanca.

Yo, como su guardián lo sabía bien, aquella expresión que solo en dos ocasiones observe, ahora no abandono su rostro, en ningún momento, él estaba en calma.

A diferencia de mí que aún podía sentir el escozor en el pecho por lo sucedido con su mate, él parecía bastante más cómodo lejos de ella.

— Por fin... — Shirley estiraba sus extremidades mientras nuestra marcha se ralentizaba, — llegue a pensar que nunca llegaríamos — el sendero hacia Ater era básicamente un paraíso para los pies después de haber atravesado diversas montañas y trampas de hierba y tierra, de todos, la bruja fue quien más sufrió, esta ocasión ella no se la paso arriba de una camioneta, o del lomo de un lobo. Le toco caminar la mitad del camino. No fue precisamente la parte más difícil la que camino, pero igual, para alguien que no suele hacer ejercicio, calza sandalias de fibras verdes y usa vestido fue como atravesar un campo minado.

Fueron incontables las subidas, bajadas y trompicones que realizamos en el trayecto, tantas molestias nos tomamos con el único propósito de asegurar nuestra seguridad, habíamos salido de esa manada como una bola de traidores y pecadores, bueno, yo era la pecadora y traidora, los que me acompañaban eran lobos que se habían visto arrastrados por mí.

Así que era mejor tomar el camino más accidentado posible, no era propio de lobos tomar rutas con esas especificaciones, nadie debía conocer esa parte del bosque, lo que nos deja a nosotros con la única ventaja de nuestro lado, el tiempo. Era una razón más para apresuraros y salir a como diera lugar.

Héctor se aseguró que todos fuéramos al mismo ritmo y que los difíciles obstáculos en nuestro camino no fueran problema para la bruja, el delta y su cachorro.

Fue especialmente protector con este último.

Tanto que al notar cierta fatiga por parte del delta hizo bajar a la bruja de su lomo y en su lugar coloco al cachorro.

El segundo tramo fue difícil por varios factores, después de usar la mayoría de nuestras energías en superar el camino accidentado tratamos de ir descansando cada cierto tiempo, claro que no era mucho, no podíamos darnos ese lujo, hasta no divisar los límites de Ater nada ni nadie podría asegurar nuestra supervivencia.

Ninguno me pregunto si me encontraba bien o no, pero el hecho de que, en ningún momento ya fuese el beta, la bruja o el delta me solicitaran un mínimo de ayuda respondía más de lo que deseaba saber.

Como un secreto a voces procuraban no incomodar a la ignorante de x o y verdad vergonzosa.

Por mi parte... yo tampoco tenía energías para debatir la manera en que se hacían las cosas, por mucho que me mi poca conciencia que aún permanecía intacta y un ligero instinto protector me invitaban a tomar responsiva de mi protegido, en sus necesidades y en las del cachorro...

Si bien la ruta que tomamos nos hizo ingresar al territorio de Ater por un costado debíamos integrarnos al camino principal en consecuencia de la modestia que pedía el nuevo orden.

La entrada nos daba la bienvenida en forma de un gran arco de piedra.

Unos metros más adelante las casas se alzaban embelesadas con la naturaleza, después de ellas comenzaban locales y demás comercios que daban vida a la calle principal.

Un  rechazo más para una omega cualquiera.Where stories live. Discover now