Capítulo 39. Luna de cosecha.

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La noche había caído pero el día aun no acaba para los Alfas.

Un aullido de Constantine volvió a reunir a las 13 manadas.

Malik fue el último en entrar, muchos se sorprendieron por la apariencia en la que se encontraba, todo su torso se encontraba desnudo y su parte inferior solo la cubría una tela rasgada, curiosamente del mismo diseño que el de las cortinas de la mansión de Ater.

La sorpresa fue más por la obviedad de que había dejado salir a su bestia interna y no por su precaria vestimenta.

— Después de la plática privada con el Alfa Santoro, él también accedió a firmar el acuerdo de "Luna Azul", como sabrán, este tipo de acuerdos solo pueden ser aceptados o rechazados mientras el festival de la Luna aun no haya comenzado, así que los exhortó a reconsiderar su decisión.

Ante un chasquido, varios lobos, trabajadores de la mansión, rodearon con diferentes objetos y comida a los lideres.

Damián en persona trajo un conjunto de ropa para Malik, este lo tomo como si fuera nada y se la coloco.

Una mueca apareció en el rostro de Malik.

Heria su orgullo aceptar la ligereza y comodidad que la vestimenta le proporcionaba a su cuerpo.

— Esta ropa no durará ni medio día — las críticas por parte de los lobos que la facción de Malik, endureció los rostros y escupieron más maldiciones.

— La ropa que la manada Ater les ofrece tiene una propiedad única, — La Luna de Ater hablo tranquilamente como si se hubiera esperado tales comentarios desde un inicio. — Esta ropa, permanece intacta aun después de la transformación.

Algunos no podían creer lo que la Luna acaba de mencionar.

— Podemos dar más de una demostración si es que lo desean. — La voz de Eunice que ahora se encontraba sentada a un lado de Prisco Santoro callo a algunos que hablaban sobre la imposibilidad de las palabras de la Luna.

Ella tomo la chaqueta que le fue ofrecida al Alfa de Garra Blanca y se la coloco con delicadeza.

Volvió a colocarse en un sitio donde los presentes pudieran observarla a la perfección y sin dirigir la mirada hacia nadie.

Inhalo casi imperceptiblemente.

En un instante Callia surgió.

Ya no tenía ese pelaje maltratado y cobrizo de su primera transformación, esta vez se presentaba ante 14 Alfas como una hermosa loba con un vivo color, uno muy parecido al de un amanecer, destellos anaranjados y rojizos aparecían cada vez que su piel y músculos se estiraban y contraían. Repitió unas cuantas veces más sus movimientos, presumiendo de sus músculos bien definidos.

Cuando lo considero suficiente, regreso a su forma habitual.

— Como podrán observar, mi vestido esta hecho de la misma forma, igual que TODA la ropa que Ater.

— De acuerdo. — una voz profunda detrás de Eunice.

La piel de ella se erizo, aún con su oído bien perfeccionado y su instinto no supo en qué momento ese Alfa se había acercado.

El Alfa había hablado en voz alta, pero para Eunice fue más como un susurro siniestro.

No pudo evitar fruncir ligeramente el seño cuando ese mismo Alfa paso a su lado, un olor casi imperceptible a menta se había asomado a su nariz.

Provenía del Alfa de Skotádi.

Un Alfa nunca tendría un aroma tan llamativo.

No le daba buena espina.

Un  rechazo más para una omega cualquiera.Where stories live. Discover now