Capítulo 49. Azul y amarillo.

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El día siguiente llego y para Eunice pudo ser un bonito amanecer, sin malos olores, sin presencias indeseables, solo ella y Callia por segunda vez desde que llegó a esa manada, todo estaría bien sino fuera por el maldito dolor punzante que no tardó en aparecer en su brazo derecho.

Al observarlo detenidamente no solo se trataba del dolor también estaba decorado de tonos violáceos y rojos.

— Maldito perro pulgoso de lo mil demonios.

Eunice se vistió de la mejor manera y salió directo a ver a Shirley.

A pesar de que no era nada del área de la salud, le ayudaría mejor que cualquier otro dentro de esa manada del infierno.

— De acuerdo, la buena noticia es que no esta roto.

— ¿Y la mala?

— Que no podremos curarla hasta que lleguen los suministros dentro de unos días.

— Fantástico... — La noche hizo efecto en su brazo. Ya no solo era los colores llamativos característicos de hematomas sino que el dolor aumento conforme el movimiento lo hacía.

— Oye.

— Ahora que sucede.

— Antes de tu vinieras, Héctor paso a informarnos sobre que el Alfa reanudará la discusión de anoche.

— ¿A qué hora?

— A la hora del desayuno.

— Va, te veo allí. — Debía hacer magia con su brazo, de ningún modo dejaría que los Alfas la vieran lastimada. cubriría lo mejor posible su brazo, trajo vendas y ropa que le cubría a la perfección.

— Y se solicitó que solo el líder, los betas y la bruja estén allí.

— ¿Que? Pero si se supone que todos debemos participar en cada decisión, por algo las delegaciones son pequeñas. Cada lobo y humano se encargan de una tarea en específico. Que se vaya muy a la fregada, no puede hacer una petición tan absurda.

— Si bueno, está vez el Alfa dio un buen argumento para que los bajos rangos no estén presentes...

— Ja. ¿Y se puede saber con qué salió el hijo de puta?

— Shhh. Cállate Eunice. ¿Que de verdad no piensas? Nos pueden escuchar.

— Que me escuchen. Ya la verdad me vale madres lo que a sus pelotas les hinchen la fregada gana.

— Por lo que veo alguien se levantó de malas...

— Ahorita no jodas Shirley.

— De acuerdo. Escucha. El Alfa argumento que los recursos deberían ver el material con el que estarán trabajando y los licántropos que ocuparán para trabajar.

— Ese desvergonzado nunca cambiará. — Recursos... no se molestaba en tratar a los demás integrantes de la delegación menos que objetos.

— Eunice no hagas más viento con esto. Debes de pensar racionar antes de abrir la boca ¿recuerdas?

— Cara de...

— ¡Bueno ya! Al menos déjame ponerte un poco de tela a manera de venda.

— Ahh... — Eunice dejo de maldecir en voz alta y vio de nuevo su moreteado brazo.

El Alfa tenía manos de manopla para haberle infligido tremenda marca.

Era casi todo su antebrazo el que sufría ahora.

No lo tenía roto porque la intención del Alfa nunca fue lastimarla, o tal vez si... o quien sabe.

Pero si en ese instante de la disputa el Alfa solo tuvo la intención de detenerla... y le había producido tantos moretones por la emoción del momento... definitivamente la haría sentir muy amarga.

Un  rechazo más para una omega cualquiera.Where stories live. Discover now