Capítulo 38. El pasado de un aullido.

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La reunión de Alfas de las 13 manadas se había iniciado.

El Alfa de Skotádi, Malik Aíma, permanencia en silencio, desde que él mismo se dio el título de único líder de Skotádi, su fama se divulgo por toda la región. 

Se contaban historias de la cruel muerte que había sufrido el anterior jefe de Skotádi a manos de su propio hijo. ¿La razón? Malik había cumplido los 40 y su anciano padre se negaba a cederle su título, debido a una antigua tradición, donde solo un Alfa emparejado subiría como líder de su manada, como debía ser y con el debido respeto y honor a la Diosa.

O esa, era la razón más conocida por los lobos.

Nadie podía decirlo con seguridad, lo que sí se sabía con certeza era acerca de la energía que brotaba de su ser.

Viese por donde se viese no era un Alfa común y corriente.

Con un aura oscura, su mandíbula siempre tensa, colmillos que se asomaban sin necesidad de la presencia de su lobo, mirada afilada y su engreído porte solo daban pie a la exageración de las historias.

Tenerlo cerca no era fácil de sobrellevar incluso para los betas.

Y ahora con lo todo lo que había visto, olido y experimentado de Ater, la presión de Malik era aún más abrumadora.

De ningún modo permitiría que la jerarquía de las manadas cambiara, solo porque Ater ahora tenía un aspecto refrescante, hermoso e innovador, no significaba nada.

Dejaría en claro quien seguía ostentando todo el poder, y lo necesario para ocupar el primer lugar solo lo podía poseer él.

El silencio ya se había prolongado suficiente.

A pesar de que Constantine recibía la amenaza directa de Malik no dio ningún indicio de duda o miedo.

— Antes de dar inicio oficialmente a esta reunión, presentare a los nuevos miembros de la manada Ater, y a quienes, se dirigirán como la futura Luna y la primera Beta de Ater. — La puerta que daba al acceso al interior de la casa se abrió.

El olor a flores se expandió por el salón.

La reacción de los Alfas fue la esperada, hostilidad en su mayor esplendor.

Las flores... sí siempre había sido un aroma agradable, pero no a ojos de los lobos, era demasiado llamativo y total inútil en un mundo donde la sobrevivencia lo era todo.

Una presa herida era fácil de cazar, ¿y por qué? Por el olor, el distintivo olor a sangre era un camino bien iluminado para un depredador. Para un licántropo. Las omegas no eran diferentes de una carga. Ni siquiera se molestaban en usarlas como carnada.

Los nítidos gruñidos se dirigieron sin pensar hacia las dos omegas.

Dalia y Alicia permanecían impasibles.

Cada una tomo el lugar que les correspondía. Al lado de su mate.

Constantine se levanto superponiendo y superando la energía de los demás Alfas. Aunque no les gustara, él seguía siendo un líder admirable y el segundo en la jerarquía.

Todos retrocedieron y callaron sus gruñidos.

Todos bajaron ligeramente su cabeza ante un rival más fuerte, excepto uno.

La mirada de Malik paso de ser hostil a una completamente fría e indescifrable.

La batalla de miradas no duro mucho.

Constantine prosiguió a presentar a la que ya había tomado el título de la Primera Beta.

La barrieron de arriba abajo.

Un  rechazo más para una omega cualquiera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora