Capítulo 6. 14 días.

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Alicia tomo la iniciativa de pedir comida a domicilio y propuso ver una película, sigo sin acostumbrarme a esta clase de ¿comodidad? La película que vimos me fascino, ¿Cómo era posible que una historia tenga imágenes y esas imágenes se muevan? Era animada. 

— Aaah, estoy cansada, y no he hecho nada en todo el día.

— Eso es porque te la has pasado encerrada estudiando.

— Claro, estudiando hahaha.

— ¿? Si no has estado estudiando ¿Qué haces tanto tiempo encerrada en tu cuarto?

— ¿Te acuerdas del libro que me compro mi padre cuando vine a hacer mi examen de ingreso?

— Sí claro, estabas enamorada del protagonista de tu libro.

— Digamos que, meobsesioneyterminetodalatrilogia.

«¿?»

— Jajaja. Si he escuchado que se volvió muy popular después de las adaptaciones a películas.

— ¿Tiene película?

— Huu... Creo que no debí de habértelo dicho.

— Geniaaall. Revisemos si están en Netflix o Amazon.

Así comenzó un maratón de películas. Pero no puedo quejarme fueron grandiosas.

Al terminar de verlas, todos nos fuimos a nuestros respectivos cuartos, la cama es increíblemente suave y esponjosa. Jugué con las almohadas, brincando de un extremo a otro como una niña pequeña. Pasaron casi dos horas, estaba cansada con .... 

¿una sonrisa?... 

Ja. Casi se me olvida que lo había perdido todo.

Han pasado 11 días desde que fui desterrada, y 14 desde mi primera transformación, es increíble que este viva, la verdad yo calculaba que a los 7 días estaría siendo alimento para gusanos o algún animal carroñero, mínimo.

Pero ahora... aquí estoy, en una ciudad con más conocimiento adquirido en 2 días que en los últimos 19 años.

Tal vez sea por el cobertor que tenía ondas de hilo verde que simulaban ser césped, que recordé la primera vez que me transforme en mi loba, estaba tan emocionada y mamá estaba alegre, aunque también algo triste, el cumplir 19 años significaba que era una adulta, podría encontrar a mi Mate, y también existía la pequeña oportunidad de cambiar de manada.

«Era lo que deseaba.»

Realmente deseaba que mi Mate fuera de otra manada, odiaba la idea de que me tocara con cualquier macho de allá, todos, no había excepción, me habían golpeado por lo menos 5 veces, ya sea después de comprar algunos víveres o en las salidas del trabajo, es estúpido que recuerde más lo que calzaban que sus propios rostros. Los olores siempre eran diferentes, a veces me preguntaba si se ponían de acuerdo para darme mi golpiza diaria. Además, había un grupo en especial, que sus golpes siempre me producían una herida grave.

Era una pésima broma que la Diosa nos haya dado mayor resistencia, y una fuerza de chiste. Los omegas eran el blanco perfecto para ser sacos de boxeo. Desde muy pequeñas Mika y yo comprendimos esto después de ver como un beta era golpeado por equivocarse durante su entrenamiento. Las mismas patadas, en los mismos lugares, y aun así nosotras estábamos completas mientras que el chico termino con varios huesos rotos.

Siempre me quejaba de lo lastimadas que quedábamos después de las golpizas, cuando vimos esa escena, no volví a quejarme, Mika y yo solamente recibíamos todo ese desprecio en silencio. Y agradecíamos las veces que lo hacían cuando aún no habíamos comido. Comer y ser golpeada enseguida, provocaba vómitos, era asqueroso.

Después de la muerte de Mika eso me dejo de importar, solo cuando me dejaban muy lastimada, era cuando iba a la tumba de Mika, sí, yo la había enterrado después de que el Alfa ordenó sacarla de su casa, me sorprendió ver que el corazón que había sido arrancado ahora estaba en su sitio, lavé el exceso de sangre, cerré sus ojitos y con la liguera sonrisa en su rostro que aún permanecía, daba la imagen de que solo estaba teniendo un bonito sueño. La abrasé por última vez y le puse el vestido que más le gustaba.

Un pequeño nicho era lo que constituía esa tumba, ningún nombre o arreglo en su honor. Nada.

Solo una pequeña y sincera plegaria a la Diosa.

«Y sí de alguna manera Mika volvía a nacer... que no la mandara como omega.»

Fue este sitio el que escogí para llevar a cabo mi transformación, estaba rodeado de rocas, era perfecto, la luz de la Luna se reflejaba en el lago que estaba a un costado. Cuando estaba en su punto más alto no tarde en sentir como mis huesos cambiaban de forma, era doloroso, pero tolerable. Fueron cerca de cinco minutos, cuando observe a una loba de pelaje cobrizo y ojos ámbar, en el agua, no era exactamente lo que esperaba, mi pelaje parecía demasiado maltratado, sin embargo, era mi loba y le tome cariño enseguida. Una reverencia hacia mi Diosa fue lo primero que hice, y enseguida me recosté al lado de Mika. Me restregaba contra su nicho, era una cachorra feliz de estar con otra cría de la misma camada. Así pasé mi primera noche como loba, al día siguiente corrí por el bosque que conformaba la parte oeste de mi manada, cacé y devore un animalillo, fue grandioso que el sabor no me desagradara, tomé un poco de agua y volví a correr. Sentir la hierba entre mis patas fue relajante, la emoción de sentirse en libertad no podía sino ponerme lo más contenta posible.

Desgraciadamente tenía que volver, mientras mi madre se ocupaba de la casa del Alfa, yo me encargaba del jardín, desvanes y habitaciones para huéspedes, todos los lugares donde la familia Alfa no se parara.

Fue el primer día de trabajo después de mi transformación en el anexo, no esperaba encontrar mi mate tan pronto hasta que la voz de mi loba me lo hizo saber.

~ Mate.

Solo eso pronuncio y un olor a pino y tierra moja se apodero de mis fosas nasales, hoy llegaba un grupo de la manada Tierra azul, y yo me encontraba en el lugar donde se alojarían, mi lógica fue creer que mi mate pertenecía a dicha manada.

Quería salir y correr a los brazos de mi mate, la sola idea de que me aceptara me ponía nerviosa y también muy feliz. Trate de controlarme y también a mi loba que apenas me dijo una palabra, pero estaba saltando de alegría dentro de mi cabeza.

«Que ilusa fui al creer que un lobo me aceptaría. Todo lo que él me dijo... la maldita realidad...mi jodida realidad que él se encargó de restregarme en la cara antes de rechazarme y matar a mi loba. Nunca podré olvidarlo.»

El dolor que sentí durante la transformación y todas las golpizas que me dieron, aun si las juntara no podrán compararse al dolor que se sufre cuando eres rechazado por tu Mate.

Tardo un día y medio en que mi conciencia volviera, mi madre estaba llorando, y me abrazaba, me desmaye antes de escuchar las palabras que me desterraban, pero estaba segura de que había pasado.

En cuanto mi madre se aseguró que mi sentido el oído regreso me lo conto.

— Estaba preparando la mesa para la comida que se ofrecerían a los invitados cuando escuche un alboroto, sabía que te encontrabas en el anexo así que enseguida fui hacia allá, cuando llegue el futuro Alfa estaba a punto de... él quería matarte... lo... lo siento... lo siento mucho mi niña, le suplique para que no lo hiciera por los años que pase como su niñera, perdóname... no podía... no quería que murieras — ella sabía que sí un omega no encuentra a su pareja o es rechazado por su Mate en esta manada, le esperaba una muerte segura, hace algunos años escuche el rumor de que mi madre se emparejo con mi padre solo para evitar su muerte, una parte de mi tenía esa certeza. A diferencia de mi madre que no soporta la sangre, yo había decidido desde antes de mi transformación que, sí mi Mate me rechazaba, abrazaría gustosa a la muerte.

Ella lo sabía, por eso se estaba disculpando.

— Esta bien mamá, gracias por salvarme — quería contener las ganas de llorar, ella solo me había visto llorar cuando era menor de 8 años, no quería que me viera derramar lágrimas, y mucho menos cuando arriesgo su vida para salvarme, pero simplemente se escaparon de mis ojos...

Duramos unas horas más abrazadas, sabiendo que no la volvería a ver. Y que mi vida solo había sido alargada un poco más... solo moriría de una forma diferente.

Un  rechazo más para una omega cualquiera.Where stories live. Discover now