Capítulo 20. Proteger.

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— Ya acabamos todo lo que teníamos aquí, salgamos.

Caminaba con la conciencia ida. Estaba entre la realidad y un sueño.

— Callarte las cosas nunca es la solución

— ...

No quería discutir, a pesar de que no lo había dicho con el usual tono burlón que empleaba no le preste atención.

«Tenía lo que vine a buscar era lo único que importaba.»

— Ella fue una gran loba, muy pocas sobreviven a eso.

— ...

— Tu madre era tan única como tú. Me pregunto que seria de ella si su camino hubiese sido diferente.

— ...

— Me refiero a vivir sin tu mate y seguir teniendo tu parte espiritual.

— ...

— Tú Diosa siempre fue diferente de los demás Dioses.

— Ella no es mi Diosa.

Tal vez ella tenía la valiosa información que buscaba, pero aunque lo dijera no sería útil ahora, no podía procesar información en este estado

— Es cierto que renunciaste a su bendición, pero eso no te hace inmune al destino que ella eligió para ti.

— Él hubiera y el destino no existen.

— Ambas opinan lo mismo, pero aun no tienen lo que se requiere para librase de sus cadenas.

— ...

— ¿No creen que la vida te lleva a conocer a las personas correctas en el momento correcto?

—...

— *Risilla*

— ...

— Hace tiempo mi mejor amiga me dijo que debía seguir a Ágata, lo hice porque estaba aburrida, pero ahora me doy cuenta de lo importante que es.

— ...

— Me gustaste desde el momento en que te conocí. Lo que has hecho no es la gran cosa para otros, pero oponerte a tu Diosa... 

Siguió diciendo una sarta de estupideces. 

No me interesaba si empezaba una oración a Buda o al mismo Zeus, solo seguí corriendo, un olor me detuvo. Las notas de un olor familiar.

«Omegas.»

— ¿Qué pasa por que cambian de dirección?

Llegamos a la entrada de una cueva. El olor provenía de ahí. Regrese a mi forma humana.

— No les haremos daño. Mi nombre es Eunice Conti, soy una omega...

Hable fuerte para hacerme oír.

Ninguna respuesta. Había un aroma más fuerte que provenía de otra dirección.

Sorprendentemente una omega me derribó. Me levante en seguida y ella arremetió de igual manera. Sus movimientos eran salvajes y me alejaban de la cueva. Los esquive, la poca abertura entre sus extremidades no me permitían someterla sin que resultara herida.

— Espera... puedo ayudarte.

— ¡No me interesa tu ayuda y tampoco la necesito!

Era una chica no muy mayor que yo. De un hermoso cabello rojo, y una mirada esmeralda que se veía amenazante.

- De esta manera no resolveremos nada.

~ Concéntrate en los otros tres aromas, no son tan fuertes como el de ella.

Un  rechazo más para una omega cualquiera.Where stories live. Discover now