Epílogo [♪]

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→ D A V I D ←

—¿Te volviste loco acaso?

Miro a Matías y él frunce los labios con nerviosismo.

—Necesitaba decírselo... lo siento.

—Debe ser una broma —espeto, lanzando la carpeta sobre la mesa.

—Lo lamento, yo...

—Ya, no te disculpes más. Mejor ve, habla con el subgerente del área creativa y con el director de arte, busca una solución. Eso no puede ser presentado, al menos no así.

Matías asiente efusivamente antes de tomar la carpeta y abrazarla contra su pecho.

—Con permiso, director.

Matías se pierde y yo me froto los ojos antes de ponerme nuevamente los lentes de lectura para seguir redactando ese correo que dejé a medias cuando vino a reportarme el problema con esa campaña.

Estoy en eso cuando mi teléfono empieza a sonar, atiendo a la llamada casi sin prestarle atención y activo el altavoz.

—Hola, ¿Quién habla? —digo.

—¿Cómo que quién habla? Soy el amor de tu vida.

Giro los ojos ante su tono de burla.

—¿Qué sucede, Simón? ¿Necesitas algo?

—Sí, requiero tu presencia hoy en casa de mis padres, estás cordialmente invitado a cenar con nosotros por el cumpleaños de Yael.

—¿Tía Ken organiza una simple cena? Mhm, eso no me lo creo —murmuro sin despegar la vista de la pantalla.

—Bueno, es algo así como una pequeña fiesta. Nada demasiado grande, pero Yael quiere verte y espera que le regales lo que sea que le prometiste el año pasado.

Inevitablemente sonrío y suspiro.

El año pasado le prometí que le regalaría el mejor collar del mundo, uno personalizado con sus iniciales y que en su interior tenga una foto de nuestra familia.

—Bien, estaré ahí a las nueve, a más tardar. ¿Algo más?

—Sí, ¿En dónde mierda dejaste a Dav? Quiero a mi primo berrinchudo de vuelta.

—No empieces de nuevo con eso, Simón. —Giro los ojos—. Y ya te dije que no me llames así, mi nombre es David.

Simón bufa.

—¿Qué? ¿Solo porque hayas cumplido veintisiete años ya no permites que te digamos Dav? Perdóneme, su alteza, se me olvidaba que posee la edad mental de un viejito de noventa y tres años.

Ignoro su sarcasmo y sus reproches, ya estoy completamente acostumbrado, después de todo.

—Nos vemos más tarde.

Corto la llamada y continúo trabajando.

Simón ha sido un grano en el culo últimamente, está saliendo con una chica que lo tiene loco y ahora le ha entrado la locura por buscarme una a mí.

La chica de los sueños locos ©Where stories live. Discover now