46.- éxtasis

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Entre el beso y la pasión, el tiempo parece detenerse para Rosé y Jisoo. Cada contacto entre sus labios despierta una tormenta de emociones que las sumerge en un torbellino de sensaciones intensas y desbordantes. Sus manos se entrelazan con ansias, explorando los contornos familiares del cuerpo de la otra con una familiaridad que habla de años de conexión y complicidad.

El corazón de Rosé late con fuerza en su pecho, sintiendo la calidez del cuerpo de Jisoo cerca del suyo. Cada caricia, cada suspiro compartido, es un recordatorio tangible del amor que aún sienten una por la otra, un lazo indeleble que trasciende el tiempo y el espacio.

Jisoo responde con pasión a cada avance de Rosé, entregándose por completo al momento presente y dejando que el deseo y la admiración que siente por ella fluyan libremente. En ese instante de intimidad compartida, nada más importa excepto el calor de sus cuerpos fundiéndose en un abrazo ardiente y el palpitar sincronizado de sus corazones latiendo al unísono.

estremece al sentir la pasión arder dentro de ella al volver a tocar el cuerpo de Rosé. Cada roce, cada contacto, despierta un fuego interno que aviva el deseo y la atracción que siente hacia su amada. Sus manos exploran con avidez la suave piel de Rosé, memorizando cada curva, cada contorno, como si quisiera grabar en su memoria sensorial cada detalle de ese momento único.

El deseo la consume, haciéndola perderse en la intensidad del momento. Los besos se vuelven más profundos, más urgentes, mientras Jisoo se entrega por completo al torrente de emociones que la embarga. Siente el latido acelerado del corazón de Rosé bajo sus manos, una melodía que resuena en su propia alma y la transporta a un estado de éxtasis indescriptible.

En ese instante, no hay lugar para el pasado ni para el futuro, solo existe el presente, vibrante y lleno de pasión desbordante. Jisoo se sumerge en el cuerpo ardiente de Rosé, dejándose llevar por la corriente avasalladora del deseo compartido, ansiosa por explorar cada rincón del universo íntimo que comparten.

la exploración de cada centímetro de sus cuerpos, manos que se deslizan con ternura y pasión sobre la piel desnuda, descubriendo y redescubriendo cada curva y cada contorno con devoción y deseo.

Los besos se vuelven más ardientes, más hambrientos, mientras se entregan el uno al otro en un momento sensual y erótico. Los susurros de amor y deseo se mezclan con gemidos de placer, creando una sinfonía de pasión que llena la habitación.

Se miran a los ojos con una intensidad que traspasa todas las barreras, comunicándose sin palabras sus más profundos anhelos y fantasías. Cada caricia, cada mordisco, es una expresión de amor y entrega total, un regalo mutuo de placer y satisfacción.

Se funden en un abrazo apasionado, cuerpos que se entrelazan en un éxtasis compartido, perdiéndose en la vorágine del deseo y la lujuria. Cada movimiento, cada roce, está cargado de significado, llevándolas a nuevas alturas de placer y éxtasis.

A pesar de su estado de ebriedad, Rosé podía sentir la intensidad del placer compartido con Jisoo, cada caricia, cada beso, cada contacto llenaba su ser de una sensación embriagadora de éxtasis y conexión profunda. Aunque su mente estaba nublada por el alcohol, su corazón y su cuerpo vibraban al unísono con el ardor del deseo y la pasión que compartían.

Cada movimiento de Jisoo sobre su piel, cada susurro de su nombre, enviaba oleadas de placer a través de su cuerpo, haciéndola sentir viva y plena en ese momento de unión íntima

Rosé se estremecía de placer al sentir los dedos de Jisoo explorando cada rincón de su ser, desencadenando una oleada de sensaciones electrizantes que recorrían su cuerpo con una intensidad abrumadora. Cada roce, cada movimiento, era como una sinfonía de éxtasis que la transportaba a un estado de completa entrega y deleite.

Los susurros de Jisoo en su oído, su aliento cálido en su piel, aumentaban la intensidad de la experiencia, haciendo que Rosé se sumergiera aún más en la vorágine de placer que las envolvía. En ese momento de conexión íntima, el mundo exterior se desvanecía, dejando solo espacio para el deleite mutuo y la pasión compartida.

Rosé se abandonaba por completo al placer, entregándose sin reservas a los deseos de Jisoo, sintiendo cómo cada caricia la llevaba más allá de los límites del placer conocido. En ese éxtasis compartido, encontraba la plenitud y la satisfacción que había estado buscando, sumergiéndose en un océano de sensaciones que la hacían sentir viva y completa.

Al día siguiente Rosé despertó con una leve resaca, su mente lentamente despejándose mientras recordaba la noche anterior. Al mirar hacia su lado, vio a Jisoo dormida, su rostro sereno y tranquilo bañado por la luz suave de la mañana. Una sonrisa se formó en los labios de Rosé al recordar los momentos de pasión compartidos entre ellas, un recordatorio vívido de la conexión profunda que compartían.

A pesar de la resaca, Rosé se sentía reconfortada por la presencia de Jisoo a su lado, recordando cada caricia, cada beso, cada momento de intimidad compartido con ella. Se sentía abrumada por una sensación de gratitud y felicidad, sabiendo que, a pesar de los desafíos y obstáculos que enfrentaban, tenían el uno al otro.

Con delicadeza, Rosé acarició el cabello de Jisoo, disfrutando de la calma y la paz que reinaba en ese momento. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero mientras tuvieran el amor y el apoyo mutuo, podrían enfrentar cualquier adversidad juntas. Con Jisoo a su lado, Rosé se sentía lista para enfrentar lo que el destino les deparara, sabiendo que juntas podrían superarlo todo.

Sin más Rosé se volvió a quedar dormida

Al sentir los cálidos brazos de Rosé rodeándola, Jisoo abrió los ojos lentamente, disfrutando de la sensación reconfortante de tener a Rosé tan cerca. La luz del amanecer filtrándose por la ventana pintaba su habitación con tonos suaves y cálidos, creando un ambiente íntimo y acogedor. Observó a Rosé dormir pacíficamente a su lado, su respiración tranquila y serena.

Con ternura, Jisoo se acomodó más cerca de Rosé, buscando sumergirse en el calor reconfortante de su abrazo. Sus cuerpos estaban envueltos únicamente en las sábanas, creando un vínculo íntimo entre ellas.

Al mirar la hora en su reloj noto que era algo tarde y con un gesto suave y amoroso, Jisoo se inclinó y depositó un tierno beso en la frente de Rosé, expresando con ese gesto todo el cariño y la admiración que sentía por ella. Después, con delicadeza, se levantó de la cama y comenzó a vestirse, preparándose para enfrentar el nuevo día.

Mientras se ponía la ropa, Jisoo pensaba sobre la noche anterior y la conexión intensa que había compartido con Rosé. Aunque sabía que había desafíos por delante y decisiones difíciles que tomar, el amor que sentía por Rosé la guiaba y le daba fuerzas para enfrentar cualquier obstáculo.

Rosé se despertó con un ligero sobresalto al escuchar el suave sonido que hizo Jisoo al moverse. Parpadeó varias veces, tratando de enfocar su visión aún somnolienta, y vio a Jisoo cerca de la cama, con una expresión ligeramente preocupada en su rostro.

—Lo siento por despertarte— murmuró Jisoo, con un tono suave y apenado.

Rosé se estiró ligeramente, sintiendo el calor reconfortante de las sábanas a su alrededor. —¿Ya te vas?— preguntó con voz adormilada.

Jisoo asintió con tristeza. —Sí, tengo que ir por Minjun. Lo dejé con Jennie.—

Rosé se incorporó lentamente, mostrando interés. —¿Puedo acompañarte?—

Jisoo la miró sorprendida por un momento, pero luego asintió con una pequeña sonrisa. —Claro, me encantaría que me acompañaras.—

Rosé sonrió levemente y se levantó de la cama, comenzando a buscar su ropa. —Déjame alistarme rápido— dijo con determinación. —No quiero hacerte esperar mucho.—

—Tómate tu tiempo, no hay prisa—Jisoo le ofreció una sonrisa reconfortante.

Hearts In Love - ChaesooWhere stories live. Discover now