44.- odio

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La revelación de la traición de Joy golpea a Rosé con una fuerza abrumadora, dejándola aturdida y desorientada. No puede creer que la mujer en quien confiaba ciegamente, la misma que compartía sus sueños y esperanzas, resultara ser la responsable de la peor traición.

Una mezcla de incredulidad, dolor y rabia se apodera de Rosé mientras procesa la impactante verdad. Se siente traicionada y engañada, incapaz de comprender cómo pudo pasar por alto las señales de advertencia y confiar en alguien tan completamente.

La sensación de pérdida y decepción la abruma, dejándola vulnerable y desamparada en un mar de emociones turbulentas. Se pregunta cómo pudo haber sido tan ingenua, cómo pudo haber permitido que Joy entrara en su vida y la destrozara de esta manera.

A medida que la realidad de la traición se hunde en su corazón, Rosé se enfrenta a una dolorosa verdad: incluso aquellos que parecen ser los más cercanos pueden ocultar secretos oscuros y traicionar la confianza más profunda.

Con el corazón lleno de rencor y dolor, Rosé enfrenta a Joy con la mirada llena de furia contenida. Cada palabra que pronuncia está impregnada de la traición que siente en lo más profundo de su ser.

—No puedo creer que hayas hecho esto— dice Rosé con una voz temblorosa pero llena de determinación. —Confíe en ti, te entregué mi corazón, y tú... tú lo destrozaste—

Su mirada arde con una mezcla de dolor y rabia mientras se enfrenta a la mujer que alguna vez amó, ahora convertida en la fuente de su mayor angustia. Se siente traicionada y engañada, incapaz de comprender cómo Joy pudo haber sido capaz de hacerle esto.

Cada palabra que sale de sus labios está cargada de un peso emocional abrumador, reflejando la profunda herida que siente en su corazón. Aunque su amor por Joy una vez fue sincero y profundo, ahora solo queda el amargo sabor de la traición y el desengaño.

—¿Ves esto?— dice Rosé, mostrando el anillo en su dedo con un gesto brusco y lleno de amargura. —Este era el símbolo de nuestro amor, de nuestra promesa de estar juntas. Pero tú... tú lo has deshecho todo.—

Sus palabras están cargadas de un dolor indescriptible, y cada sílaba cae como un peso sobre el corazón de Joy. Rosé se siente traicionada y herida, y está decidida a hacer que Joy sienta el mismo dolor que ella está experimentando en este momento.

—Todo lo que teníamos, todo lo que construimos juntas, todo eso se ha desvanecido por tu egoísmo y tu traición— continúa Rosé, sus palabras resonando con una mezcla de tristeza y furia. —Pensé que éramos inseparables, que nuestro amor era indestructible. Pero me equivoqué. Me rompiste el corazón, Joy. Y nunca te lo perdonare—

El aire se vuelve denso y cargado de tensión mientras Joy, con una mirada llena de arrepentimiento,  —sé que no puedo cambiar lo que pasó, lo siento Rosé, te amo mucho—

Rosé siente una oleada de furia y dolor inundar su ser. Sus manos tiemblan con la fuerza de sus emociones mientras escucha las palabras de Joy. Sin decir una palabra, con lágrimas de rabia en sus ojos, toma el anillo de compromiso que había significado tanto y lo arroja con furia hacia Joy.

—¡Toma esto! ¡Lo único que significó para mí ahora es dolor y traición!— grita Rosé con voz quebrada por la emoción, mientras el anillo vuela hacia Joy con un eco sordo en la habitación.

El anillo cae al suelo con un sonido hueco, y Joy lo mira con tristeza y pesar, sabiendo que su traición ha roto algo que nunca podrá repararse. Rosé se siente consumida por una furia cegadora, y con un último grito de dolor y angustia, le lanza a Joy unas palabras que queman en su corazón.

—¡Te odio! ¡Te odio con todo mi ser! ¡Maldito sea el día en que te pedí matrimonio!— exclama Rosé, con cada palabra cargada de la amargura y el dolor de una traición tan profunda.

Sin mirar atrás, con el corazón roto y el alma llena de ira, Rosé sale del hotel furiosa, dejando atrás a Joy con el peso abrumador de sus acciones. La habitación queda sumida en un silencio sepulcral, lleno de la pesada sensación de un amor perdido y una traición irreparable.

Con el corazón destrozado y la mente turbada por la traición, Rosé busca refugio en el anonimato de un bar. Se sumerge en la penumbra del local, buscando un escape momentáneo del dolor abrumador que la consume.

Se sienta en un rincón oscuro, rodeada por el murmullo de las conversaciones distantes y el tintineo de los vasos. El alcohol quema su garganta mientras bebe, cada trago una vana tentativa de ahogar las sombras que acechan en su corazón.

Cada sorbo es un eco de su angustia, una pálida imitación de la paz que tanto anhela. Pero por un momento, en medio del torbellino de emociones que la consume, encuentra un breve respiro, una pausa en el tormento que la atormenta.

Se deja llevar por el viento frío del alcohol, dejando que sus pensamientos se desvanezcan en la niebla de la intoxicación. Por un instante, olvida el dolor y la traición, y se sumerge en la oscuridad del olvido.

Con la mente nublada por el alcohol y el corazón pesado por el dolor, Rosé saca su teléfono y busca el contacto de Jisoo. Sus dedos tiemblan mientras marca el número, y el sonido de tonos lejanos llena el aire cargado del bar.

Después de unos momentos que parecen una eternidad, una voz al otro lado de la línea responde. Es Jisoo, y su voz suena preocupada y cautelosa.

—¿Rosé?—  pregunta Jisoo, su tono lleno de incertidumbre y sorpresa.

Rosé titubea por un momento, luchando por encontrar las palabras adecuadas en medio de su embriaguez y su dolor abrumador.

—Jisoo... soy yo— murmura finalmente, su voz apenas un susurro entre el bullicio del bar. —Necesito... necesito hablar contigo—.

El sonido de su propia voz le parece extraño y distante, como si viniera de algún lugar lejano y desconocido. Pero a pesar de su confusión y su dolor, sabe que hay algo que necesita decirle a Jisoo, algo que lleva pesando en su corazón desde hace demasiado tiempo.

—Por favor... dime que puedes venir a verme— añade, su voz temblorosa con la urgencia de su petición. —Necesito... necesito que estés aquí—

Al escuchar la voz temblorosa y cargada de emotividad de Rosé al otro lado de la línea, Jisoo no puede evitar notar la embriaguez en sus palabras. Un suspiro pesado escapa de sus labios mientras se da cuenta del estado en el que se encuentra Rosé.

—Rosé, ¿estás bien?— pregunta Jisoo con voz suave pero preocupada, su corazón latiendo con la angustia de ver a Rosé en tal estado. —¿Has estado bebiendo?—

Con la lengua torpe por el alcohol y el corazón lleno de dolor, Rosé responde con amargura a la preocupación de Jisoo.

—mi novia es una estupida— murmura Rosé, su voz cargada de desprecio y resentimiento. —Y tú... tú también eres una estúpida por dejarme ir.—

Jisoo queda en silencio por un momento, sorprendida por la amargura y la crueldad en las palabras de Rosé, pero sabe que no puede permitir que el alcohol y el dolor dicten sus acciones.

—Dios mío Rosé, realmente estás ebria —responde Jisoo con calma, tratando de mantener la compostura a pesar del torrente de emociones que la embarga. —Por favor, déjame ayudarte. ¿Dónde estás? Voy a buscarte—

A pesar de su estado de embriaguez, Rosé responde con una pizca de alegría en su voz al describir su entorno.

—Estoy en un lugar muy bonito—, murmura, su tono cargado de nostalgia y tristeza. —No sé exactamente dónde estoy... solo sé que es bonito—

Su voz se desvanece en un suspiro mientras trata de recordar dónde se encuentra, sus pensamientos nublados por el alcohol y las emociones abrumadoras que la consumen.

Jisoo escucha con atención, tratando de discernir la ubicación de Rosé a partir de sus palabras. Su corazón se aprieta al escucharla en tal estado, pero sabe que debe encontrarla y asegurarse de que esté a salvo.

—Está bien, Rosé. Voy a encontrarte— responde Jisoo con determinación, su voz llena de preocupación y cuidado. —Sólo dime lo que ves a tu alrededor y trataré de ubicarte. No te muevas, ¿de acuerdo? Estaré contigo pronto—

Hearts In Love - ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora