• Capitulo 10 •

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Mientras estoy sacandome la pollera (tengo un short debajo) y aprovechando que Dylan se fué a bañar, aprovecho para echarle una ojeada a su repisa.
Me metí dentro de la cama, me tapé porque ya empezó a hacer frío y agarré la Notebook negra de la mesita de noche.
Cuándo me estiré para apagar la luz de noche me dí cuenta que al lado de ésta había una foto con un marco. En la foto se veía a Dylan alzando a caballito a euna chica que aparenta tener su misma edad y de pelo largo y negro. En mi cabeza se formuló la duda ¿Dylan tiene novia?

- ¿Elegiste?- Entró secándose el pelo.

- No....no te estaba esperando - Dije tan rápido que me trabe al hablar.

- Okey, veamos- Se sentó a mi lado y perdí mi mirada cuando empezó a deslizar para abajo.

Me quedé pensativa y puedo jurar que él lo nota pero no dice nada. Lo peor es que me quede entumecida sin poder conjugar una puta palabra.

- ¿Pongo ésta?- Se volteó a verme.

- ¿Ehhh? Sisis.

Ahí se dió vuelta completamente y me miró de pies a cabeza.

- ¿Nere, estás bien? Parece que viste un fantasma.

- Si, perfectamente. ¿Vemos la peli?.

- Sí, dalee.

La película era la llamada. Yo me había cubierto completamente con la manta y me acerqué lo más posible a Dylan.
En algunas partes de la película me perdí en mis pensamientos. Mi cabeza no deja de diluviar ideas sobre quien es esa chica. No es que éste celosa, son dudas y es normal que cada ser humano tenga intriga.

La pantalla se volvió negra y empezaron los créditos, ahi es cuando me agarró el sueño.
El teléfono de Dylan suena indicado que es una llamada. Tenemos miedo de contestar porque aver, hace 3 minutos que acabamos de ver la llamada. Dylan contestó y relajó su rostro.

- Es mí mamá - Susurró.

Salió del cuarto para hablar mejor y yo aproveche eso para ver las cosas en su estantería. Tiene muchos vinilos de un tipo de música que yo no escucho, lo que más llamó mí atención es la colección de cámaras de fotos que tiene, unas profesionales y otras no tanto.
Viendo bien el cuarto, es estilo vainilla. Tiene piso de madera color claro, la puerta es del mismo tono, hasta las paredes son color vainilla. Lo único que cambia es el acolchado que es color gris claros y sus almohadones completamente negros. Me senté en el borde de la cama, sintiendo la suavidad de las sábanas bajo mis manos. Desde allí, tenía una vista privilegiada del patio, donde la luna modelaba el cielo. Observé los colores vibrantes de las flores y escuché el suave susurro del viento. Sin embargo, después de un rato, la quietud del momento me abrumó y decidí estirarme en toda la cama. Me dejé caer lentamente, sintiendo cómo el colchón se adaptaba a mi cuerpo. Cerré los ojos y dejé que mi mente se llenara de pensamientos. Repasé todo lo que había sucedido, cada detalle, cada emoción. Sabía que Melisa no podría creer dónde me encontraba, y en ese momento, ni yo mismo podía creerlo. El cansancio se apoderó de mí y, sin darme cuenta, me dejé llevar por el sueño. Me sumergí en un sueño plácido y profundo, sin recordar que esa habitación no era la mía, que esa no era mi casa.

POV. DYLAN
Después de hablar con mi mamá y decirle que todo estaba bien (aunque no era del todo cierto), entré sigilosamente a mi cuarto. La chica estaba allí, durmiendo profundamente y ocupando toda la cama. Parecía tan tranquila y serena, como un angelito en su sueño. No quería perturbar su descanso, así que decidí no despertarla. Con mucho cuidado, abrí el ropero y saqué una manta para cubrirme en el pequeño sillón que estaba al lado. Era un sillón cómodo, pero definitivamente no era lo mismo que la cama. Me acomodé lo mejor que pude y traté de hacer el menor ruido posible para no molestarla.

POV NEREA
Hace mucho tiempo que no dormía tan cómoda como lo hice ayer, mamá debió cambiar el colchón.
Mis ojos siguen cerrados, tengo un dolor de cabeza fuertisimo y no quiero salir de estas embriagadoras cobijas, pero lo tengo que hacer. Así que con los ojos todavía cerrados por pereza, me siento en la cama y comienzo estirando mi cuerpo y bostezando al mismo tiempo. Dejo que mis ojos se abran y que se acostumbren y casi me dá algo, esta no es mí manta, ni mí chica cama, ni mí pieza.
Mi cabeza hace click, me quede dormida ¡No puede ser!! Mamá me va matar ni bien entre en casa porque no le avise que no volvía.

Mis ojos buscan a Dylan en medio del lugar, pero no está, seguro debio bajar. También veo el mini sillón con un acolchado revuelto y me doy cuenta que durmió ahí. El sentimiento de culpabilidad se me instala en el pecho al darme cuenta que en la cama entran como máximo tres personas y yo dormí estirada, ocupando cada rincón. Eso lo llamo dormir a lo desgraciado.

Cuando me levanto me doy cuenta que Dylan me dejó una remera y un boxer para usarlo como short, arriba del sillón. Se debió percatar que es lo único que capaz me quedaba por mi delgada figura. Termino por la remera y me miro al espejo, me queda enorme, hasta las rodillas, ni se me vé el boxer que llevo debajo, después de terminar voy al baño y hago todo en tiempo récord para bajar abajo.
Bajando los escalones de la hermosa escalera caracol, escucho la voz de Cristian y Dylan susurrar.
Llegué al frío piso y el primero en notarme es Cristian que me mira de abajo hacia arriba lentamente, hasta posarse en mis ojos y dejandome detallarle el azul oceanico de su mirada por unos 2 largos minutos, hasta que desliza su vista a su taza.
Dylan está preparando café. Se dá cuenta que baje nada más por el ruido que hice al arrastrar la silla .ara sentarme.

- Buenos días.- dice él

- Buenas- salude apenada.

- ¿Cómo dormiste?.

- Bien, ¿Vos?- Pregunte bostezando. -No mientras, me siento re culpable.

- Jajaja, dormí re bien, ¿Culpable por qué?

- Porque por mí tuviste que dormir en el sillón.

Que pena

- No pasa nada, siempre duermo ahí.

Dylan me pone el café recién hecho justo frente a mi y hago desayuno express en minutos así llego antes de que el reloj marque las nueve a casa porque sino estoy muerta, mamá se levanta a esa hora los fines de semana.

- Bueno chau.- Digo rápidamente saliendo por la puerta trasera.

- ¡Que te vaya bien!- Grita Dylan apoyado en la encimera y segundos después lo escucho reirse.

Cristian ni se despidió o no lo escuché. Siento que le caigo mal. pero ¿Que le vamos a hacer? No todo se puede en la vida.

Cuando estaba entrando por la puerta trasera me crucé con mamá. Nada sale de su boca ni siquiera una silaba, por un momento creí que no me vió.

- Buenos días, hija.

- Buen día, mami.



Me disculpo, en éste capítulo no pasó nada interesante ... Pero... ¿¡KHEE!?

🤯🤯🤯

Gracias por tomarte el tiempo de leer este capítulo 🦋
Espero que este libro sea una experiencia Interesante para ti, ya que, tu apoyo significa mucho para mí 🦋🤍

Me encantaría saber sus opiniones en cada capítulo, sean malas o buenas♥

A Distancia Mínima © Where stories live. Discover now