A Distancia Mínima ©

• Capitulo 1 •

— ¡NEREA MÁS RÁPIDO! — Gritó la profesora de educación física mientras nos hacía correr tres vueltas por todo el gimnasio.

Apresuré el paso.

- No puedo más, me transpira hasta donde no dá el sol-. Le digo a Melisa que va corriendo al lado mío.

Está me enseña su linea de derechos dientes.

— Nosotras podemos, pensá en que vamos a adelgazar—  Pronunció jadeando Melisa.

A lo lejos se escucha el chillón silbato de la profesora venir atrás de nosotras.

— ¡SALGAN AFUERA Y CORRAN UNA VUELTA LA CANCHA ENTERA!

— La casa de al lado de casa se vendió, se vé que es una familia ocupada ya que, solo ví al agente inmobiliario y personas encargadas de mudar cosas ir y venir— gesticule.

— Cuando lleguen avisame y voy, ojala tengan un chico de tu edad que te saqué lo santa.— Puse una mueca de disgusto .— Bueno "un amor adolescente".

— Primero me enfoco en mi, después pienso en el amor. Tendrías que implementar eso— Lance suspirando.

— El amor viene a mi, Nerea. No le voy a cerrar las puertas.

— ¿Y por qué no tenes pareja?.

— Todavía no llego el ideal— Se exasperó y adelantó el paso.

Se me ocurrió adelantarme también y tropecé.
Mis compañeras se pusieron en ronda conmigo en medio y me miraban preocupadas.
De pronto siento algo caliente y mucho dolor y lo siguiente que veo es que tengo sangre expandise por mi rodilla.
Para colmo, los ruidos de truenos y las pequeñas gotitas dieron aviso de que va a llover pronto. Sin más aviso, finas gotas empapaban mi uniforme y mojaban la reciente herida.

— ¿Queres que te lleve a casa, Cavalli?— Me preguntó la entrenadora.

— No, vine con la bicicleta, gracias igual.

Agarré el mango de la bicicleta azul y partí camino a casa. Son unas cuantas cuadras, doce si no me equivoco.
A medida que avanzo por el rocoso camino, siento las frías gotas caer por mi cara y mi cuerpo, hasta empaparme. Espero no tener mañana un resfriado.
Sin darme cuenta ya estaba al frente de casa, cuando estoy dejando la bicicleta bajo el porche, noto movimientos en la casa de al lado. No le doy bola y doy la vuelta para entrar por la puerta de atras, así mamá no me vé en este estado deplorable.

Estoy tratando de abrir la puerta y, de repente, mis ojos captan a un chico más bien un adornis de la mudanza con una cara que te mata y te entierra en un segundo. Lleva dos cajas y su cabello rojizo me dejó completamente hipnotizada. Sus ojos verdes resaltan de una manera increíble. Babeando por un perfecto desconocido. Su mandíbula fuertemente definida. La seriedad que parece impregnar cada centímetro de su expresión no hace sino acentuar la sensación de que estamos ante alguien acostumbrado a ser escuchado, a ser tomado en cuenta. La nariz se perfila recta.

Luego, sale del coche una mujer con una cara amigable, y un gato gordo la sigue mientras ella sostiene un florero en sus manos. Es una escena tan peculiar y fascinante.

Justo cuando creo que no va a salir nadie más, veo a otro chico cruzando el jardín con una capucha azul que le cubre la cara.

Sin darme cuenta, tenía al adornis al lado.

— Hola, soy Dylan Greyson, tu nuevo vecino.—
Se presentó.

— Hola soy Nerea... tú vecina— Murmuré.

— ¿Necesitas ayuda?— Señaló la puerta.

— Si, está atascada.

De adentro de la casa se escuchó un grito y el otro chico salió a ayudarnos. No dijo nada, yo tampoco. De un solo tirón la logro abrir.

— Gra-gracias.— agradecí

Dio media vuelta y se fue por dónde vino.

- Es el menos sociable de la familia, no te lo tomes personal - dijo Dylan.

- Se nota, ¿Es tu hermano?.

- Quisiera que no, peero sí.

- ¡Que lindo! Yo... Tengo un hermano, se llama Can.

- Si, aveces es lindo.

- ¿Por que se mudaron?. En el vecindario están diciendo que son de una gran ciudad.- No pude esconder mi curiosidad.

Se tensó notablemente.

Tuve que mantenerme callada.
Pensé.

- Vinimos para empezar desde 0.- Expreso todavía tenso.

- Cambiar de aires.

- Exacto.

- Bueno tengo que irme, un gusto conocerte- Me despedí.

- Yo también, debería, tengo cosas que mudar.

Entré a mi casa y mamá está sentada planchando en la mesa.

- ¿Por qué esas pintas?- Me escaneo.

- Me caí en gimnasia- Suspire- fue un día duro.

- Voy a hacer sopa entonces.

Cuando me siento mal hace mi comida favorita, muchos diran que me malcria pero me ama y yo a ella.

- ¿Conociste a los nuevos vecinos?- preguntó.

- Sí, son tres. Una señora y dos chicos que calculo que son sus hijos. Hable con uno, se llama Dylan- Pronuncié sin importancia subiendo las escaleras.

Entré al baño, para darme una ducha caliente. Todavía hace calor pero me gusta que me recorra el agua caliente por el cuerpo.

Después de bañarme entré a mi pieza para cambiarme. No sin antes chequear que la cortina esté perfectamente cerrada, cuando la estoy cerrando me doy cuenta que la ventana de los greyson (la que queda justo a la altura de la mía y en frente) está completamente cerrada y sin nada de luz. Dandole un aura fría.
Con la bata y la toalla de baño en la cabeza. Me siento en la cama, con la intención de escribirle a Melisa.

Yo:
Vinieron los nuevos vecinos.

Melisa:
Y si, en algún momento iban a venir, era lo más probable.

Decidí dejar pasar su ironía.

Yo:
Son dos chicos y una señora.

Melisa:
¿Alguno lindo?

Yo:
La verdad que la madre es muy linda... Y Dylan (con quien hablé) se parece a Cole Sprouse pero con pelo rojizo. Al otro chico no le pude ver la cara.

Melisa:
Mañana los vas a ver seguro porque hay una sola escuela en el pueblo y seguro los vemos.

Yo:
Tenes razón.

Sin darme cuenta me quedé dormida, con el celular en la mano y en toalla.

Nerea Cavalli:

Gracias por tomarte el tiempo de leer este capítulo 🦋
Espero que este libro sea una experiencia Interesante para ti, ya que, tu apoyo significa mucho para mí 🦋🤍

Me encantaría saber sus opiniones en cada capítulo, sean malas o buenas♥️