A Distancia Mínima ©

• Capítulo 25 •

No puedo describir la cara petrificada de Dylan cuando nos vió salir hoy temprano de mi casa. Su piel, siempre tan bronceada, puedo jurar que había adoptado un tono pálido. Podría jurar que incluso su respiración se detuvo por un instante.

El camino a la escuela fue un desfile de miradas punzantes y susurros apenas perceptibles. Las chicas, con sus ojos entrecerrados y gestos de desaprobación, me lanzaban dardos invisibles que pretendían herir. Y yo, como si caminara sobre un fino hilo de tensión, sentía el peso de cada mirada acusadora, cada gesto de desdén.
Era como si llevara una marca invisible, un algo que me señalaba como alguien fuera de lo común, alguien que había osado traspasar una línea invisible al llegar con los hermanos que todos consideraban intocables, o como Melisa solía decir "bombones untouchables".

Me encontraba en el ojo del huracán, el centro de todas las miradas puestas en mi.

Cristian camina a mi lado, envuelto en un frío distanciamiento que parece haber borrado cada palabra que intercambiamos durante la última hora. Es como si no me conociera. No hay un solo vistazo que cruce hacia mí, ni un gesto que indique que alguna vez compartimos algo más que este camino al aula.

Dylan, aunque no tan distante como Cristian, tampoco ha roto el silencio que se hizo entre nosotros. Aunque sus pasos siguen los míos, su mirada no se encuentra con la mía. Es como si estuviera atrapado en sus pensamientos, en un laberinto mental del que no puede, o no quiere, escapar. Me pregunto qué pensamientos lo consumirán tanto que ni siquiera puede levantar la vista para encontrarse con la mía.
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¿Se habra enojado por que no pude ir al partido?

Mientras seguimos avanzando, el pasillo se convierte en testigo de nuestra marcha silenciosa.

- Hola guapos ¿Como estan?.- se lanza Melisa a los hombros de los hermanos.- ¿Vienen con Nere?- dijo ahora abrazandome a mi.

- Capaz pase...- anuncia Dylan.

- ¡Va a estar bueno, preparé juegos!- divagó la recién llegada.- ¿Y vos?

- No se, tengo cosas que hacer - puntualizó Cris.

- Bueno, si cambian de opinión, los espero...

Dylan con un movimiento suave y calculado, giró sobre sus talones, su mirada encontrando la mía en un barrido lateral lleno de intención. Sus ojos, dos centellas de curiosidad, se estrecharon ligeramente, y una ceja se arqueó.

- ¿Vos vas?- inquirio mirándome.

- pssssff... obvio que va a venir- mi amiga respondió por mí.- y si me disculpan... Me la llevo- dijo agarrandome de la mano y salir por el pasillo.

- ¿Por que los invitaste?- hablé cuando nos sentamos en un banco.

- Si no vienen buenos chicos no es una buena joda.- sentenció.

★★★

El día se pasó volando, y ahora me encuentro en la habitación de Melisa. La ayudé a acomodar su casa, y después de un rato, me dirigí a cambiar mi ropa con algunas cosas que compramos el otro día. Bueno, en realidad, las compró ella porque quería que fuera una sorpresa. Y ahora, mientras saco las prendas de la bolsa, entiendo por qué quería que fuera una sorpresa: no es nada mi estilo. Las telas, los colores, los cortes, todo es completamente diferente a lo que normalmente usaría. Pero veo la intención detrás de cada elección, y eso me hace sonreír. A pesar de la sorpresa, siento una mezcla de aprecio y curiosidad por verme con estas nuevas prendas. Quizás, después de todo, no sea tan malo probar algo diferente.

El outfit que saqué de la bolsa, de alguna tienda cara, consistía en: un corset apretado al cuerpo negro y una mini falda que era tan corta que se me podía ver el culo. entonces cambie la mini por un jean extra grande negro. decidí dejar el corset y usarlo, es muy pequeño, casi no me deja respirar de lo apretado que es. resalta cosas que no sabía que existían en mí, parece que son pechos de silicona, pero son naturales. me siento muy linda verme así frente al espejo... dejé mi pelo suelto, en la cara, algo de rimel, base, y delineador. Melisa delineó mis labios con un tono marrón, haciendolos ver más rellenitos y voluminosos.