𝑬𝑵𝑬𝑴𝑰𝑮𝑶𝑺 𝑨 𝑴𝑼𝑬𝑹𝑻𝑬

Capitulo 36

Blair Potter 

No podía dormir. Solo daba vueltas en la cama sobre mi misma, no dejaba de darle vueltas a las mismas tres cosas de hoy. La muerte de Sirius. La posible muerte de mi hermano. Mi muerte inminente si decidía ser yo el cordero que llevaban al matadero. Y como todo ocurrió tan deprisa. No me daba tiempo a asimilarlo todo, no hoy, no ahora, necesitaba tiempo. Estar sola. Aunque no quería que se fuera, no de esa forma... 

Gruñí para mi misma y me puse la almohada en la cara, como si eso sirviese de algo para acallar los pensamientos de uno mismo. Cerré los ojos esperando dormirme pero en vano, todo lo de hoy se me venía como una gran ola de acontecimientos en los que empezaba a ahogarme y me levantó de golpe, no era nada mentira eso de que me ahogaba, cuando abro los ojos no veo nada diferente, aunque lo desearía, estar en mi cama de la habitación y tener al lado a Daphne durmiendo como una reina, no estar sola, echo de menos las noches que todo resultaba más fácil con ella y nuestras amigas cotilleando de cosas del colegio, que lejano me parece eso ahora. 

Me incorpore mejor, o eso intenté sentándome en la cama con las piernas por fuera, al instante sentí un pinchazo muy molesto en el torso, cierto, tenía la herida llena de vendas y por la cantidad que tengo he de pensar que no es que vaya a recuperarse pronto que digamos...  Con cuidado me levanté de la cama y enseguida quise volver a sentarme, estaba un poco mareada y que me hubiesen dado medicinas para el dolor lo empeoraba más. No se como pero llegué hasta la ventana de la enfermería, ya se podía sentir como el curso ya llegaba a su final y pronto seríamos libres de exámenes y todo tipo de clases, aunque también ya no vería a mis amigos tan a menudo, pero ahora mismo no pensaba en eso, sino en como empezaría el próximo curso, si era cierto que se avecinaban tiempos oscuros y difíciles tendría que tener estar alerta por si llegara a pasar algo y por alguna extraña razón proteger a Harry, y no habría peros que valgan, no dejaría que mi hermano pasara lo mismo que nuestros padres, que yo... No era buena idea seguir de pie, como la enfermera me viese me echaría la bronca y no me dejaría salir de aquí hasta el curso que viene, volví a mi cama dando tumbos y me acosté boca arriba aunque sin cerrar los ojos, notaba los pinchazos de la herida y no dejaba hacerme otra cosa que concentrarme en ella, con cuidado llevé mi mano hasta donde estaban las vendas cubriendo esa fea herida que sabía que me dejaría marca y me acordé de como acabé tumbada en el suelo de mi cuarto y como alguien me salvó, estaba tan asustado y a la vez tan seguro de salvarme que no tenía forma de como agradecerle eso, y yo lo acabé echando de la enfermería... Bueno, no como tal de echarlo pero si que puse tierra y mundo de por medio al preguntarme que había pasado, no estaba lista para hablar de lo anteriormente ocurrido, aun no, tiempo, quería eso. 

Los días pasaron con demasiada lentitud para mi gusto pero, al fin me dejaron salir de la enfermería, lo primero que hice fue salir al patio a respirar aire fresco, sino fuese porque aun me molestaba hacer un poco de todo con la herida y las vendas me hubiese echado a correr, pero me bastó poder tomar el sol junto a Daphne, pero cuando el sol empezó a irse volvimos a la sala común, faltaban pocos días para irnos y aun no había recogido nada, mi amiga se ofreció a hacerlo pero le dije que no hacía falta. Al llegar a la sala común no vimos a ninguno de los chicos pero tampoco nos extrañó mucho ya que, supusimos que estarían en sus respectivas habitaciones empaquetando para volver a casa. Al abrir la puerta de nuestra habitación vi como la parte de Daphne ya estaba apunto de terminar de recoger, mientras que mis cosas estaban divididas en cajas, algunas más grandes que otras, en ellas había ropa que no me cabía en la maleta, cuadernos y demás aunque la fila de los libros y el escritorio en si estaban intacto. Al ver eso sonreí y mire a mi amiga que estaba con una sonrisa esperando a que dijera algo.