Capitulo 18

12 2 0
                                    


Draco Malfoy 

No se cuando fue pero me quedé dormido, cuando abrí los ojos me vi con una manta no muy grande puesta por encima, los pies puestos en otra silla que había allí y con una mano colgando, la mano con la que sostenía la de la chica Potter. ¿De verdad estaba ahí o estaba soñando? Cuando me moví para levantarme y mirar la hora me dolió el cuello, confirmado, era real, al mirar el reloj vi que aun era muy temprano, apenas eran las siete, por suerte ni ayer ni hoy habían clases así que no me moví del asiento, vi como Potter empezó a moverse y creí que se despertaría, había pasado una noche horrible, no había parado de tener pesadillas y la fiebre apenas le bajaba. Creo que fue por ese motivo creo que Madame Pomfrey me dejo quedarme ahí y por eso me dejó aquella manta pequeña que solo me cubría hasta las rodillas con mucha suerte. Cuando Potter abrió los ojos me acerqué a ella lentamente y le sonreí un poco.

– Hola Potter, ¿por que no vuelves a dormirte otro ratito? has estado toda la noche quejándote de la fiebre, debes de estar cansada, aprovecha, hasta las nueve y media no te ve la enfermera, venga...—dije con suavidad. 

– No te vayas... —susurró con una voz entre tomada y dormida, yo sonreí para mi mismo, claro que no iba a irme, si pase toda la noche con ella no me iría ahora. 

Yo negué con la cabeza para que me entendiera de que no iba a irme, el paño de su frente había desaparecido así que puse mi mano en su frente, ya no estaba tan caliente como anoche pero aun necesitaba tener ese paño, quise ir a buscarlo pero ella no me quiso soltar la mano, tuve que decirle varias veces que me soltara para poder ponerle el paño y se le bajara la temperatura, al fin cedió y me dejo ponerle el paño, se lo puse con cuidado y volví a su lado, como no volvía tomarla de la mano y vi como empezó a quedarse dormida nuevamente, yo no es que tuviese mucho sueño así que me quede despierto leyendo algo que había por allí. Si hubiese sabido que me tocaría quedarme allí me habría traído algún libro o deberes para adelantarlos, aunque tampoco sabría como hacerlos sin soltarle la mano. 

Un par de horas mas tarde vi a Daphne entrar a ver a su amiga, cuando me vio a mi a su lado y con la mano sujeta se quedo atónita, como para no, nadie esta acostumbrado a ver a dos personas que se odian dándose la mano y pasando la noche juntos. 

– Te diría que buenos días pero me da que me quedaría corta... —dijo Daphne con cierto tono de sorna. Yo la mire cansado, no de estar ahí sino de lo que decía. —¿Te has pasado aquí toda la noche? 

– Increíble ¿verdad? —dije no muy alto para que no se despertara. —Ha tenido una noche horrible, no ha parado de tener pesadillas y apenas le ha bajado la fiebre. 

– Pobre Blair, ¿ha comido algo? —preguntó ella. 

– No desde anoche, lo último que le dieron fue aquel vaso de leche pequeño antes de iros, después de eso no ha probado bocado, de todas formas la enfermera nos dijo que tenía un buen catarro y probablemente no tenga mucha hambre... —expliqué. 

–¿Y tu que, tienes hambre? porque he traído cosas de la cocina —dijo Daphne acercándose más a donde estaba. 

– Si, me da igual lo que sea mientras sea comestible, no como nada desde ayer por la tarde, después de eso no me han dejado dejarla sola. —mientras me lanzaba una manzana. 

– ¿No te dejaban? ¿quién? porque a nosotros si nos dejaban...

"Mis pensamientos y mi conciencia eran los que no me dejaban, además, aunque me lo pidieran no creo que me hubiera ido" pensé para mis adentros. 

– Ni ella ni Pomfrey, no paraba de decirme que quería irme pero insistía en que me quedara. —mentí. 

La mentira no duro mucho, vi esa sonrisilla de Daphne diciendo que no se creía nada de eso y me hizo apartar la vista de ella. 

𝑬𝑵𝑬𝑴𝑰𝑮𝑶𝑺 𝑨 𝑴𝑼𝑬𝑹𝑻𝑬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora