Capitulo 26

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Blair Potter

Los días pasaban y no había vuelto a sacar el tema de aquella pijamada, y si hablaban de eso no decía mucho más que "si, estuvo bien" y con la misma me iba. Con el problema de Umbridge las cosas habían empeorado, y no para solamente sino para toda la escuela, se había dedicado a poner normas en la pared de la entrada al castillo y no paraban de crecer restringiendo cada una de las actividades extraescolares y acabando por restringir hasta la hora que estábamos en los pasillos, por eso ir ahora por los pasillos después de las seis era peligroso, como Filch, la señora Norris o la mismísima Umbridge te viese fuera de tu sala común te ponía una suspensión o algo peor, muchos de los que había encontrado habían sido torturados con la pluma o algo peor pero si me veía a mi que me había cogido coraje, (el sentimiento era mutuo) me haría algo mucho peor que una simple tortura. 

Mientras caminaba intentaba ser lo mas sigilosa posible, no quería ganarme más problemas de los que ya había tenido. Llegué a un pasillo desierto y supe que ya estaba cerca de encontrarme con los demás. Giré sigilosamente a la derecha y luego seguí recto dos pasillos mas, al ver a los gemelos Weasley sentí un alivio inmenso y me acerqué a ellos, estos al verme me dieron un abrazo y yo lo acepte, esperamos unos segundos mas y entramos a la sala de los menesteres donde se reunían muchos del colegio para dar clases secretas junto a la orden del fénix. 

Cuando entramos ya estaban ahí Harry, Hermione y Ron y otros pocos de Gryffindor, esperamos un rato hasta que llegaron los que faltaban y empezamos a aprender las cosas básicas que tendrían que habernos enseñado ese año pero ahora lo hacíamos nosotros. Y si, he dicho nosotros, no era Harry solo quién sabía invocar al patronus, yo también sabía hacer eso ya que fue Lupin quién nos enseño a ambos pero yo nunca he tenido que usarlo, hasta ahora. 

Lo que más me sorprendía de las clases secretas era que yo era la única de Slytherin, el resto de ellos eran Gryffindor, Ravenclaw y hasta de Hufflepuff pero de mi casa estaba yo sola. Me parecía injusto y decidí hablar con Harry, le pregunté si le parecía bien que le dijera a unos pocos de Slytherin si querían participar en eso pero me advirtió que no lo hiciera, me molestó bastante pero dije que iba a hacerlo quisiera o no. Vale que no le gustaran los Slytherins pero tampoco había porque negarles cosas que se tienen que aprender obligatoriamente. 

Al acabar la clase me fui directa a mi sala común que encontré bastante vacía, me resultó extraño no encontrarme a nadie por ahí, aun era temprano pero supuse que tendrían cosas mejores que hacer. Vi que en uno de los sillones estaba Daphne y enseguida fui hasta ella y me senté a su lado. Le conté sobre la orden y sobre lo que hacíamos en la sala de los menesteres pero no la vi muy entusiasmada. 

– No creo que sea buena idea Blair —dijo de mala gana. 

– ¿Por qué? estarás conmigo y no te va a pasar nada, no es tan complicado como parece, bueno hay gente que le cuesta pero como todo en la vida ¿no? venga Daf, no va a pasar nada —incité. 

– No lo se B, no estoy segura de que eso sea para mi, además no quiero molestar ni incomodar a nadie, ya sabes que a los Gryffindor y los demás no tienen buena relación con nosotros este curso.  —se excuso ella. 

– Pero eso siempre ha sido así ¿no? ¿por que tendría que ser peor ahora? además, no tienes que preocuparte por los otros sino por ti, en fin, no es que vayas a jugar ni nada de eso, vas a aprender cosas que te harán falta para un futuro en la magia. 

Se quedo callada, sabía que tenía razón, era verdad, no tenían derecho mas unos que otros ya que la enseñanza es para toda la escuela. No tuve que insistir mas en ello y acabó aceptando la propuesta, le pedí que no dijera nada a los demás ya que eso era de alto secreto. 






¨·¨ 






Las semanas pasaron y llegó el día que volvíamos a casa por navidad, ese día recogimos pronto nuestras cosas y nos despedimos desde que salimos de la sala común hasta llegar al tren, ahí me despedí temporalmente de Daphne y le dije que me mandara muchas cartas porque yo lo haría. Mientras iba caminando por el tren a buscar a los demás que ya estarían en algún compartimento sentí como de pronto me jalaban del brazo y enseguida todo se volvió oscuro, estaba dentro de un cuarto pequeño completamente a oscuras y aun seguían agarrando del brazo pero no muy fuerte , al momento supe quien era. 

– ¿Por qué es ahora Malfoy? —pregunté girándome para verlo aun con la luz apagada.— Que yo sepa no tienes ningún motivo ahora para encerrarme en un cuarto a decirme que te debo favores. 

 – Espera, ¿cómo sabías que era yo? —me reí y encendí la luz. 

–Eres el único que conozco que en vez de hablar en los pasillos a plena luz se encierra en un cuartito pequeño a darle el susto de su vida a la otra persona con la que quiere hablar. —vi como reprimió una sonrisa pero yo solo sonreí ante eso. 

– Solo venía a despedirme, ya no nos tenemos que aguantar hasta volver de las vacaciones, y en verdad si que me debes una cosa. 

– ¿Acabas de admitir que te vas a aburrir sin mi presencia insufrible como tú le llamas? —pregunté con curiosidad. — Y no, no te debo nada, pero si tengo una cosa para darte. 

Mientras rebuscaba en mi mochila el dijo que le debía una manta, ante eso me dio la risa pero no me reí, no muy fuerte. Cuando encontré lo que quería lo tomé y lo puse delante de mi pero sin mostrarle a Malfoy de que trataba. 

– Resulta que anoche, rebuscando entre mis cosas para hacer espacio encontré algunas cosas del año pasado y una de ellas me hizo acordarme de ti —al volver a mirarle tenía una sonrisilla burlona — tampoco te ilusiones tanto, es una cosa en la que sales tu, es más, eres el protagonista cosa que te encanta y bueno, pensé en dártelo como regalo de Navidad. 

–Vaya, eso era lo último que me esperaba pero te lo agradezco, yo no tengo nada para ti. —se disculpo. 

– No importa, de veras, lo hice porque si, supongo que mereces tenerlo —dudé un poco pero lo hice, me puse de puntillas acercándome a él y le susurré al oído —Feliz Navidad Draco Malfoy, hasta pronto. 

Le di un beso en la mejilla muy suave y le puse en las manos lo que tenía para darle. Por si tenéis curiosidad de que se trataba era una foto que no se quién la sacó que acabo en mis manos sobre un Malfoy siendo convertido en hurón por el que era el profesor Moody el año pasado. Fue una pena que no estuviera para ver la rección de cuando vio lo que le di pero sabía que si me quedaba me diría de todo menos bonito y preferí imaginarme su cara maldiciendo por todas partes. 
Cuando llegué al compartimento se me quedaron mirando, seguramente se preguntarían de qué me estaba riendo pero yo no les dije nada y, al sentarme junto a la ventanilla no pude evitar pensar como me las haría pagar la próxima vez que nos viésemos.  





𝑬𝑵𝑬𝑴𝑰𝑮𝑶𝑺 𝑨 𝑴𝑼𝑬𝑹𝑻𝑬Where stories live. Discover now