Capitulo 40

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Blair Potter 

Mierda. Primer día de clase y ya llegaba tarde. Menos mal que Hermione era la que nos había encontrado dormidos, si hubiese llegado a ser otra persona se hubiera reído de toda la escena pero no nos despertaría.  Ambos nos fuimos corriendo, yo hacía la habitación para cambiarme y él supongo que tomo rumbo a sus clases. Me vestí lo más rápido que pude y salí corriendo a mi primera clase, si lo se no me doy tanta prisa, vaya coñazo de clase, por suerte luego me tocaba una que me gustaba más; Pociones. 

Desde que la clase terminó fui la primera en pasar por la puerta y dirigirme a las mazmorras, en el camino me tropecé con Blaise y algunos más de Slytherin, incluido Draco, aunque este estaba muy callado, solo ponía oídos a la conversación sin meterse de por medio. 

Al llegar a la puerta vimos a un hombre ancho y alto, no era Snape, era Slughorn. Ambos nos miramos y pensamos que era una equivocación, le pregunté amablemente al profesor que hacía ahí y me respondió con simpleza, como si ese siempre hubiera sido su puesto, resulta que él era ahora el profesor de pociones y Snape había cogido D.C.A.O., a mis amigos no les gustó eso pero era lo que tocaba. Nos sentamos los tres juntos en una mesa vacía y esperamos a Daphne, la cual entró unos minutos más tarde junto a algunos de Gryffindor y otros más. 

Empezó la clase con una simple presentación y detrás de él habían unas cuántas pócimas, algunas más conocidas que otras pero sabía identificarlas todas ellas, vi a Hermione mirándonos a lo lejos y supe que ella también las conocía. La clase empezó a aburrirme, algo que no solía pasarme en pociones, y cuando creí que sería así toda la clase mi hermano y Ron entraron al aula. Si hubiese sido otro profesor les habría dejado fuera pero como era el que estaba les permitió pasar, y, mientras ellos discutían por qué libro cogían, Slughorn empezó a preguntar cuales eran cada una de las pociones. 

– ¿Y quién me dice cuál es esta? —señalando a un caldero pequeño de donde salía un humo rosa. 

– Es amortencia, el filtro de amor más poderoso del mundo, la persona que la prueba le huele a la persona de la que se esta enamorado... —explicó Hermione. 

Al terminar de hablar muchas de las personas que estaban ahí se empezaron a acercar a ese caldero humeante con la intención de averiguar el olor de sus "enamorados" , a mi todo eso me parecía los más absurdo posible, no puede existir algo con tal exactitud y para demostrar lo que pensaba bufé. Parece que no fui lo suficiente discreta posible ya que, al mirar a la clase todos ellos, incluido el profesor. 

–¿Qué le sucede, señorita Potter? 

–Nada... —vi que escaquearse no serviría de nada así que tuve que redactar mi respuesta. —Solo que no creo que eso sea cierto, es decir, no digo que no tenga efecto ni nada de eso pero, ¿en serio? ¿amor? nada ni nadie puede saber con exactitud de quién se esta enamorado y menos un líquido de color rosa. 

Algunos se rieron, no se si por lo que había dicho había sido gracia o porque sonaba muy estúpida yo misma, creo que por ambas razones el profesor me retó a ello. 

–Pues si te parece tan absurda podrás acercarte a ella y decirme que no huele a nada ni nadie, pero solo con la promesa de decir siempre y en todo momento la verdad. 

No hizo falta ni que me lo pensara, acepte desde el primer momento a ello. Me acerqué al caldero sin destapar y, antes de eso me advirtió de algo. 

–Aun estás a tiempo de doblegarte, no vaya a ser que sea de verdad y, tal vez incluso te sorprendas a ti misma estando enamorada de alguien. —comentó el profesor ganado algunas risitas. 

𝑬𝑵𝑬𝑴𝑰𝑮𝑶𝑺 𝑨 𝑴𝑼𝑬𝑹𝑻𝑬Where stories live. Discover now