CAPÍTULO 31.- tercer fragmento

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Jessy miró a Bael que parecía muy dormido a su lado, así que se levantó para ir con lentitud a la cocina para no levantar a nadie. En la oscuridad era fácil perderse en esa enorme casa. Aún le costaba entender que ese lujoso lugar iba a ser su hogar.


Ya ni siquiera se reconocía a sí misma, se sentía arreglada incluso cuando se iba a dormir. Llegó la espaciosa cocina que era su lugar favorito de toda la casa y sacó una jarra de agua fría de la refrigeradora.


Aún les estaba costando a ella y a Dantalian acostumbrarse al calor que hacía en la isla. Tomó el agua con rapidez y se quedó apoyada en la encimera de la cocina mirando su reflejo por la pulida superficie metálica del refrigerador.


Sus cabellos ondulados jamás habían estado tan sedosos y bien cuidados, su pijama de seda y su bata del mismo material la cubrían con elegancia. Era un poco sofocante, era como ser otra persona de pronto, era como si la antigua Jessy luchará en su mente para salir, pero tendría que matar a la Jessy actual en el proceso.


Reconocía a Leia de los recuerdos, la chica de las fotos, la cual había sido su mejor amiga y a la cual traicionó. Otras personas que no reconocía, como al tal Bastian y al otro chico Natsuki. Ya iban apareciendo en dos de sus recuerdos, era demasiado extraño tener recuerdos de personas que no conocía en su actualidad.


Intentó respirar y también intento olvidar sus problemas, tenía una casa hermosa, un precioso hijo y un mate que la adoraba. No debería sufrir.


Se sirvió otro vaso de agua helada y en su desesperación, se la echó encima refrescando su cabello. El agua empezó a caer por su rostro, sus brazos y su pecho. Fue un gran alivio.


—¿Estás intentando provocarme?


La voz de Bael la asustó, ella dio un saltito de miedo.


—Bael...


Este no respondió, sino que se aproximó como un león a su presa. La arrinconó y la subió a la encimera sujetándola de las caderas.


—Bael...


El semidemonio la beso con brusquedad, empezando a acariciarle todo el cuerpo. Deshaciéndose de la bata con facilidad y empezando a estirar el corto camisón de seda.


Jessy supo rápidamente cuáles eran las intenciones de su mate. Podía sentir su lujuria en ese momento. A veces en la madrugada, cuando él llegaba de alguna misión, la levantaba a besos y la tomaba sin reparo alguno.


—No estabas —gruño Bael mordisqueando su cuello cuando separaron sus labios—, no estabas a mi lado.


Hmmm... —Jessy intentaba retener un gemido cuando Bael metió una de sus manos por su entrepierna—, solo... ahn... solo vine por un vaso de agua...


—Me prometiste que no te irías... —gruñía Bael dejándole chupetones en el cuello—, me dijiste que no lo intentarías.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now