Lila y Zane parte 3

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Lila y Zane se sorprendieron al oír al brujo. ¿Su abuela era una bruja? ¿Qué tenía que ver ella con el bosque y con el libro?

- No te daremos el libro ni nuestra sangre - dijo Zane, que también se armó de valor -. Nosotros somos los elegidos, los que el libro nos ha escogido para salvar al bosque y a las hadas. El libro nos lo dijo, nos dijo que teníamos que encontrar el corazón del bosque, el lugar donde nace la magia, y que allí podríamos detener tu plan malvado.

- ¿El libro os lo dijo? - se burló el brujo -. El libro os ha engañado, niños. El libro es mío, y yo lo programé para que os atrajera a mi trampa. El libro os ha contado una historia falsa, una historia que os ha hecho creer que sois los héroes, cuando en realidad sois las víctimas. El corazón del bosque no existe, niños. Es solo una ilusión, una distracción.

El verdadero poder está en el libro, y en vuestra sangre y yo lo tendré, aunque tenga que arrancároslo a la fuerza. El brujo levantó su bastón, y apuntó a Lila y Zane. De la calavera que coronaba el bastón salió un rayo de energía oscura, que se dirigió hacia los niños.

Lila y Zane se pusieron el libro delante, como un escudo, y el rayo chocó contra el libro. El libro reaccionó al ataque, y emitió un destello de luz blanca, que repelió el rayo y lo devolvió al brujo. El brujo retrocedió, sorprendido y enfadado.

- ¡Malditos niños! ¡Maldito libro! - exclamó el brujo -. No sabéis lo que hacéis. El libro es peligroso, niños. El libro tiene vida propia, y no se deja controlar por nadie. El libro puede cambiar la historia, y no siempre para bien. El libro puede crear mundos, y también puede destruirlos. El libro puede ser vuestro amigo, y también vuestro enemigo. El libro es el mayor tesoro, y el mayor peligro. Y yo lo quiero.

Lo quiero todo. El brujo volvió a atacar a los niños, y los niños volvieron a defenderse con el libro. Se inició un duelo entre el brujo y el libro, entre la oscuridad y la luz, entre el mal y el bien. La cueva se llenó de rayos, de destellos, de ruidos, de colores. Las hadas, que habían entrado en la cueva, se asustaron y se escondieron.

Lila y Zane se aferraron al libro, y sintieron que el libro les daba fuerza, y les decía que no se rindieran, que lucharan, que escaparan. Lila y Zane vieron una oportunidad, cuando el brujo se distrajo con una explosión. Corrieron hacia la entrada de la cueva, y empujaron la roca que la bloqueaba. La roca se movió, y dejó un hueco por el que los niños pudieron salir.

El brujo se dio cuenta, y gritó: - ¡No! ¡No os escaparéis! ¡El libro es mío! ¡Volved aquí! El brujo salió tras ellos, pero las hadas se interpusieron en su camino. Las hadas habían visto el valor de los niños, y habían decidido ayudarlos. Las hadas se unieron, y formaron una barrera de luz, que frenó al brujo. El brujo intentó romper la barrera, pero las hadas resistieron.

- ¡Vamos, niños! - les animaron las hadas -. ¡Huid del bosque! ¡Nosotros os cubriremos! Lila y Zane siguieron el consejo de las hadas, y corrieron por el bosque, buscando la salida. El libro seguía en sus manos, y seguía brillando con una luz esperanzadora. El libro les habló, y les dijo: - Lo habéis hecho muy bien, niños. Habéis escapado del brujo, y habéis salvado al bosque y a las hadas. Pero la historia no ha terminado. El brujo volverá a por vosotros, y tendréis que enfrentaros a él de nuevo.

Tendréis que encontrar el corazón del bosque, el lugar donde nace la magia, y allí podréis acabar con el hechizo del brujo. El libro os guiará, el libro os protegerá, el libro os amará. Pero tened cuidado, niños. El libro también os pondrá a prueba, el libro también os desafiará, el libro también os hará sufrir.

Historias cortas de la cocina De la RocherWhere stories live. Discover now