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Dentro de la cueva había una pequeña hoguera, que alguien había encendido hacía poco. Junto a la hoguera había una manta, una olla, un cuchillo y un saco.
Lila y Zane se preguntaron quién viviría allí, y si sería amigo o enemigo. Decidieron arriesgarse y quedarse en la cueva, esperando que el dueño no volviera pronto. Se acurrucaron junto a la hoguera, y sacaron el libro de la mochila.
Lila lo abrió por una página al azar, y empezó a leer en voz alta. Las palabras del libro le sonaban extrañas, pero al mismo tiempo le resultaban familiares. Era como si el libro le hablara directamente a su mente, y le contara una historia. Una historia de magia, de aventura, de amor y de peligro.
Una historia que tenía que ver con el bosque, con las hadas, y con ellos mismos. Lila y Zane se quedaron absortos en la lectura, sin darse cuenta de que el libro brillaba con una luz propia, y de que las hadas se acercaban a la cueva, atraídas por el libro.
Tampoco se dieron cuenta de que el dueño de la cueva había regresado, y los observaba desde la entrada, con una sonrisa maliciosa. Era un hombre alto y delgado, con el pelo negro y los ojos rojos. Llevaba un sombrero de copa, una capa negra y un bastón con una calavera. Era el brujo del bosque, y tenía planes para Lila y Zane. Planes que involucraban al libro, a las hadas, y a un antiguo hechizo que podía cambiar el destino del bosque y del mundo.
Lila y Zane se dieron cuenta de la presencia del brujo cuando este entró en la cueva y cerró la entrada con una roca. El brujo se acercó a ellos con una risa malvada, y les dijo: - Hola, niños. Veo que habéis encontrado mi casa y mi libro. ¿Os gusta la historia que os cuenta? Es una historia muy especial, una historia que yo mismo escribí hace mucho tiempo. Una historia que tiene el poder de cambiar la realidad. -
Lila y Zane se asustaron al oír al brujo, y se abrazaron con fuerza. El libro seguía en las manos de Lila, y seguía brillando con una luz misteriosa. Lila sintió que el libro le hablaba, y le decía que no lo soltara, que era su única esperanza.
- ¿Qué quieres de nosotros? - preguntó Lila con valentía.
- Quiero el libro, por supuesto - respondió el brujo
-. El libro es la llave para liberar a las hadas del bosque y para que yo pueda dominarlas. Las hadas son las guardianas de la magia del bosque, y si las controlo, podré controlar el bosque y todo lo que hay en él Y también quiero vuestra sangre, niños. Vuestra sangre tiene un poder especial, un poder que yo necesito para completar el hechizo. Un poder que heredasteis de vuestra abuela, que era una de las últimas brujas del bosque. -
