El juego de las palabras

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El torneo de Scrabble más importante del mundo estaba a punto de comenzar. Entre los participantes, había seres mitológicos de todas las culturas y épocas: dragones, unicornios, sirenas, centauros, minotauros, esfinges, ninfas, hadas, duendes, vampiros, licántropos, ángeles, demonios y muchos más. Todos ellos habían aceptado el desafío de competir con los humanos en un juego de palabras, inteligencia y estrategia. El premio era nada menos que la vida eterna, la inmortalización en historias y canciones que se transmitirían de generación en generación.

 El premio era nada menos que la vida eterna, la inmortalización en historias y canciones que se transmitirían de generación en generación

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Pero entre todos los contendientes, había uno que no parecía estar interesado en el premio. Era un joven humano llamado Leo, que había llegado al torneo por casualidad. Él solo quería jugar por diversión y por amor a las letras. Su verdadera motivación era otra: una niña que había conocido en un orfanato, que no tenía nada en la vida y que soñaba con aprender a leer y escribir. Leo le había prometido que le enseñaría todo lo que sabía, y que le dedicaría su victoria si llegaba a la final.Y así fue. Leo se enfrentó a los seres más poderosos y sabios del mundo, y los derrotó a todos con su ingenio, su creatividad y su pasión por las palabras. Llegó a la final, donde lo esperaba el último rival: un antiguo dios griego, Zeus, el señor del cielo y el rayo. Zeus se había disfrazado de humano para participar en el torneo, y estaba decidido a ganar el premio que le devolvería su gloria perdida.

 Zeus se había disfrazado de humano para participar en el torneo, y estaba decidido a ganar el premio que le devolvería su gloria perdida

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La final fue reñida y emocionante. Ambos jugadores demostraron su dominio del lenguaje y su capacidad de formar palabras largas y complejas. El tablero se llenó de letras, y el marcador se mantuvo igualado hasta el final. Solo quedaba una ficha por colocar, y era el turno de Leo. Él miró su atril, y vio que tenía las letras A, R, M, O y N. Miró el tablero, y vio que había un espacio donde podía formar la palabra ARMÓN, que significa "armonía" en griego. Era una palabra de cinco letras, que le daría 10 puntos, suficientes para ganar el juego por un punto de diferencia.Leo sonrió, y colocó la ficha en el tablero. Levantó la vista, y vio que Zeus lo miraba con sorpresa y admiración. Leo había ganado el torneo, y con él, la vida eterna.El público estalló en aplausos y ovaciones. Leo se levantó de su asiento, y se dirigió al escenario, donde lo esperaba el organizador del torneo, que le entregó el trofeo y el cheque con el premio. Leo lo tomó, y lo miró con indiferencia. Luego, lo dejó sobre el escenario, y se acercó al micrófono.

 Luego, lo dejó sobre el escenario, y se acercó al micrófono

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Gracias a todos por su apoyo y su reconocimiento -dijo Leo-. Pero yo no quiero este premio. No quiero ser inmortal, ni famoso, ni rico. Solo quiero ser feliz, y hacer feliz a alguien más. Todo lo que he hecho en este torneo, lo he hecho por una niña que no tiene nada, y que necesita alguien que la quiera y la ayude. Ella es mi verdadera inspiración, y a ella le dedico mi victoria. Ella es mi héroe, y yo solo soy su amigo.Leo bajó del escenario, y salió del auditorio. Se subió a un taxi, y le pidió al conductor que lo llevara al orfanato. Allí lo esperaba la niña, que lo abrazó con alegría y emoción. Leo le contó todo lo que había pasado, y le dijo que había ganado el torneo por ella. La niña le agradeció, y le dijo que no le importaba el premio, que solo le importaba él. Leo le sonrió, y le dijo que él sentía lo mismo. Luego, le preguntó si quería aprender a leer y escribir. La niña asintió con entusiasmo, y Leo le dijo que le enseñaría todo lo que sabía, empezando por la palabra ARMÓN.Y así fue como Leo y la niña vivieron felices, aprendiendo y compartiendo su amor por las palabras. Y así fue como Leo se convirtió en un héroe real, no por lo que pudo hacer, sino por lo que motivó a hacer.

Historias cortas de la cocina De la RocherWhere stories live. Discover now