Después de todo lo que ha pasado en su vida y todo el daño que le causaron. Kira está en su peor momento, ansiando el poder volver a los brazos de su mafioso favorito.
Pero, grandes problemas vienen. La historia se reescribe y los rostros conocidos...
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Rumania, Craiova.
Kanaan.
Dicen que cuando miras por demasiado tiempo el abismo, él también te devuelve la mirada. Como si no pudieras esconder nada de esas fauces oscuras y nauseabundas.
Así que, por cuestiones de la vida o decisiones propias, he estado muy cerca del borde por demasiado tiempo; Tanto así, que ahora mismo, la sonrisa horripilante del abismo se abre paso en las tinieblas y me engulle.
Ver la sonrisa de Ilvas podría traducirse a que el abismo por fin me vio y decidió juzgarme.
Azai, Alexander o el mismo infierno estaba siendo desatado frente a mí, y yo, no pude hacer nada.
Los cuerpos sin vida de una docena de vampiros estaban sobre los pisos de mármol. Una luz roja, parpadeaba en los techos con la alarma silenciosa.
Había perdido el hilo de los pensamientos caóticos, las preguntas e incluso la ansiedad dejó mi cuerpo después de ver como el rostro de Alexander cambiaba frente a mí. Como su mirada cansada pasaba a una hambrienta y morbosa.
Sesgado por mi estupor, seguí sus pasos, no podía entender aun que había pasado, ¿cómo es que tenía descendientes de sangre? Y, lo que es peor aún, ¿cómo no pude darme cuenta? Quizás una parte de mí, no quería verlo.
Quizás, porque en el fondo, la culpa todavía golpea con fuerza, ¿Significa esto que mi labor como protector nefasto de mi familia escaló tan alto? No pude dar con mi niña, no pude protegerla. Y, lo que me sume todavía más en la miseria, es que no pude darme cuenta ni siquiera que la familia que formé luego de eso está peor.
¿Qué clase de hombre soy como para no poder no solo proteger una familia, si no dos?
Los gritos me sacan de mi cabeza, atrayendo mi atención a los hombres peleando.
Los ojos inyectados en sangre de Azai, su brazo acertando golpes en el rostro de un guardia, la sangre salpicando cada vez más.
No podía dejar de mirar.
El rostro del tipo desaparecía de a pedazos con cada impacto. Pronto, los sesos se esparcieron por el suelo y, de un tirón, Azai separó la cabeza del cuerpo.
-Supongo que limpiarás eso. - hice un gesto con mi dedo a la materia gris del suelo.
- ¿Me viste cara de limpiar mis desastres? De eso se encarga Vladislav.
- ¿Vladislav? - pregunto contrariado. ¿Dónde escuché ese nombre?
- La otra personalidad... es en extremo asqueroso. - el gesto de asco brotó de su rostro como si fuera en verdad algo repugnante.
