Después de todo lo que ha pasado en su vida y todo el daño que le causaron. Kira está en su peor momento, ansiando el poder volver a los brazos de su mafioso favorito.
Pero, grandes problemas vienen. La historia se reescribe y los rostros conocidos...
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Craiova, Rumanía.
Izan
Sujeté con fuerza el vaso en mi mano, caminaba de un lado a otro en medio de la estancia tratando de pensar en otra solución que no sean los hechos que se presentaban ante nosotros.
Kira unida a Esaú, maldito viejo arrogante. Le ofrecí inclusive ser co-señor de mi propia línea, pero estaba empecinado en que su unión con ella sería más ventajosa.
El vidrio en mi mano se quejó y quebró a medida que mis dedos ejercían más presión. No iba a permitir que eso pasara, aunque eso, significara una nueva guerra entre clanes.
Si tenía que matarlo, lo haría.
—Señor.
Me detuve al ver a Axa y Ayman detrás de Maximus en la puerta de la sala.
Asintiendo esperé a que hablaran, sabía lo que pensaban ambos, eran viejos amigos, al fin y al cabo.
—Nos hemos enterado del acuerdo. — dijo Ayman luego de que se inclinaran en reverencia.
—¿Por qué simplemente no lo matas? — la cabellera rubia platino de Axa se meció luego de que ladeara su cabeza.
—Porque no puedo.
—¿No puede o no quiere? — ojalá fuera algo de no querer, pero la verdad era que no podía. Esaú tenía de su lado a los clanes más marginados, fuertes o no, eran eslabones de nuestra sociedad.
—Si fuera tan fácil, ya habría expuesto al sol al infeliz. Pero tú y yo sabemos que tiene más ases bajo la manga. — Ayman se dejó caer en el sillón. Rápidamente uno de mis sirvientes le tendió una copa con sangre.
—Es un viejo muy astuto.
—No puedo crear una revuelta por una simple mujer.
—La ley por unión te ampara, puedes alegar a ella. — negué con la cabeza antes de mirar por uno de los ventanales.
—Si hago eso pierdo el derecho a poder matarla. Y ni siquiera mis hijos podrán tocarla. Ya la negué luego de su traición. Si vuelvo a tomarla como mi esposa. Eso ya sería mi elección. —Axa asintió, pero segundos después una sonrisa macabra floreció en su rostro.
—¿Qué? — Conocía esa sonrisa.
—¿Dónde podríamos encontrar a ciertas niñas que ignoran por completo nuestras leyes?
—Ellas encontraron a Leah en el clan de Esaú.
—Lo sé, por eso mismo. Podemos hacer esto, tú habías puesto un precio por la cabeza de tu esposa. Que lo cobren las Mahvan K'uyrer ⁴.
Negué con la cabeza, ya lo había pensado. No era práctico ponerlas en la mira de varios clanes.
