Después de todo lo que ha pasado en su vida y todo el daño que le causaron. Kira está en su peor momento, ansiando el poder volver a los brazos de su mafioso favorito.
Pero, grandes problemas vienen. La historia se reescribe y los rostros conocidos...
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Barcelona, España. Kira.
Su mirada salvaje quemaba mis recuerdos mientras analizaba lo que había pasado en Rusia. Luego de que se fueran así como habían llegado entré en un estado de shock. ¿Qué demonios había pasado? ¡Yo lo vi muerto, su cuerpo estaba frío! Lo sostuve en mis brazos.
Estábamos en la oficina con Danila haciendo que trabajamos. Yo estaba perdida en mis pensamientos y sentimientos mientras él estaba ahí observándome.
-Kira...
Negué con la cabeza cortando lo que fuera a decir. No quería escuchar nada. Maldita sea, había estado tan feliz con mi escaso progreso en al menos poder venir a trabajar sin entrar en un trance, mis ataques de ira habían logrado la remodelación de mi oficina una docena de veces. Sin contar que mi mal humor se había vuelto un dolor de cabeza para cualquiera.
-No lo entiendo...
-Algo tiene que estar pasando, no te mortifiques. - mis ojos reposaron en su rostro antes de nublarse por las lágrimas. Apretó su mandíbula antes de acercarse y agacharse a mi altura.
Llevó su mano a mi mandíbula y me obligó a mirarlo. Sus ojos demostraban preocupación y a la vez una ternura que me hacía detestarme por estar haciéndole esto, tanto a él como los demás.
-Mírame.
Su orden sonó fuerte y obedecí.
-Llegaremos al fondo de todo esto, ¿Sí? Tú, solo no te derrumbes ahora. Te necesitamos. -no podía detener las lágrimas. Limpió las que se escurrieron por mis mejillas y me regaló un sonrisa tranquilizadora. Asentí mientras tomaba su mano en las mías y sorbía el agua de mi nariz.
-Solo... necesito saber qué está pasando. Él... él estaba...
-Lo sé, cariño. Lo sé. Sólo se fuerte, vamos a llegar al fondo de esto. Lo prometo.
El teléfono de Danila en la mesa de centro comenzó a sonar haciendo que se levantara y caminara hacia el.
Contestó con una jodida sonrisa mientras me daba la espalda.
-Zorrita... - contestó. Una de mis comisuras se elevó en mis labios. Se habían hecho muy cercanos. Danila y Oksana eran quiénes estaban a cargo de la captura de Leah. Si, seguía viva. La muy perra lograba salirse con la suya y escapar por un pelo. Cyzarine estaba en plan aniquilación.
Habían jugado con ella el tiempo suficiente y si bien en un principio estaban dispuestas a ver hasta dónde era capaz de llegar. Ahora solo se había vuelto personal. Izan intentó calmarla pero Cyzarine le dedicó una de esas miradas características de no te atrevas a meterte en mi camino. Y todo demonio sobre la tierra sabía que cuando ella te daba esa mirada lo mejor era hacerte a un lado.
Oksana, en cambio, mantenía la compostura pero la conocía lo suficiente como para saber qué, en su mente, las escenas con múltiples torturas se estaban desarrollando. Era conocida por ser calculadora y retorcida. Cyza podía ser impulsiva pero jodidamente letal.
